dieciocho

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Cinco días después.

—No llores.

Gruñó despacio, escuchando los sollozos que dejaba salir los labios dañados del chico. Hunter lo miró, Tyler ocultaba su rostro lastimado y marchito tras sus manos pálidas y heridas, sus hombros temblaban y el mayor gruñó nuevamente al arrancar otro trozo de vidrio roto de la pierna del chico.

La sangre cayó despacio por el orificio y Hunter apretó la herida con maldad. Mirando al chico con molestia.

—Calla maldito maricón. O te dejaré con todos los vidrios enterrados en la carne y te haré correr por la nieve desnudo —esperó un momento y Tyler dejó de llorar escandalosamente. Sus manos vendadas apenas temblaban y algunas lágrimas caían silenciosas por sus mejillas. Cuando Hunter lavó la herida con agua levantó la mirada—. ¿Qué ves?

Tyler bajó la mirada automáticamente, y el otro vislumbró la mejilla violácea del animal. Tarado, se dijo, cada día se volvía más imbécil. Se levantó del suelo pateando los vidrios con sangre seca que había. La habitación olía a cadáver putrefacto, sin embargo, Hunter no le prestó atención a eso. Tomó una tela vieja y se dirigió al chico.

—Animal, ¿Tienes hambre? —susurró, envolviendo la rodilla lastimada del chico con la tela vieja. Miró a Tyler y este lo veía con los ojos cristalizados. Lucía terrible—. Lamento haberme ido por estos días y dejarte aquí todo desangrado y sin alimento. Lo sé, aunque suene gracioso admito que fue un poco cruel. Lo siento.

—¿E... Enserio? —susurró Tyler tan bajo que Hunter se inclinó hasta el chico. Sonrió como un niño pequeño, mientras daba fin a la vuelta de la tela. Pudo notar cómo la sangre traspasó la venda un poco.

—No —susurró ladeando la cabeza, tan sonriente que Tyler cerró los ojos. El cuerpo del chico lucía tan cansado, tan lastimado que casi se desmayaba sobre Hunter cuando este lo levantó del suelo—. Hoy vamos a buscar tu comida. Quiero que la consigas tú solito, animal. ¿Me escuchas?

Tyler se estaba durmiendo, hasta que sintió la mano de Hunter sobre su mejilla dañada. No pudo evitar soltar un gimoteo lastimero ante el tacto, corrió su rostro y se mareó con rapidez. Hunter lo miraba con rostro serio y una pequeña sonrisa se marcó en sus labios.

—Pareces un maldito ebrio, animal. Ven, cerdo asqueroso. Salgamos de aquí a tomar aire libre y tal vez a follar sobre la naturaleza. Suena tentador, ¿No? —sintió unos brazos sobre sus axilas y su cuerpo fue levantado de la silla donde estaba. Las paredes le mareaban y ya había vomitado muchas veces como para hacerlo otra más al olfatear el olor horrible que se impregnó en el suelo. Estaba tan mareado que su cabeza voló como una bala cuando cayó sobre la cama. Tyler levantó la cabeza perdido, tratando de averiguar dónde se encontraba esta vez. El tacto suave de las nuevas sábanas lo hicieron soñar despierto. Escuchó a Hunter reír con suavidad y sintió unas manos tocar su rostro.

VIOLENCIA ANIMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora