VIOLENCIA ANIMAL
EXTRA
El viento aullaba con fuerza contra su rostro. Tyler Owens había cumplido veinte años de edad aquella mañana de primavera, sin embargo, poco su mente recordaba aquel día. Aspiró el aire puro que los árboles le brindaba y cerró los párpados pálidos para sentir aquel deleite. Estaba sentado frente a la puerta de la cabaña, disfrutando del sol y ventilando el lugar donde vivía. Dejó caer la cabeza contra la pared de madera vieja y bajó la mirada a sus manos resecas y frías. Los ojos avellana de Tyler miraron adormilados la lejanía del bosque, tratando de divisar una silueta oscura a lo lejos. Entrecerró los ojos cuando no pudo ver más allá de unos pocos metros. La vista le fallaba tanto que no podía evitar fruncir el ceño.
Su estómago rugió una vez más y lo frotó con cuidado. La lana contra su piel se calentó y volvió a cubrir su boca y su nariz con la bufanda roja que Hunter había dejado de lado. Estaba descolorida y mantenía el aroma a lago, de alguna manera Tyler se relajó y volvió a cerrar los ojos cuando sintió el aroma del hombre en aquella ropa.
A veces el hambre le daba sueño. Otras lo molestaba tanto que no podía aguantar el dolor de cabeza. El chico entrecerró los ojos una vez más y trató de levantarse. Se apoyó, como siempre, en su único pie. El viento chocó con fuerza contra su rostro y el dolor de cabeza lo obligó a sentarse nuevamente. No podía pararse. Tyler frunció el ceño y sus ojos se cubrieron de lágrimas ante la ventisca. Volvió a mirar la belleza del bosque, ¿Había pasado tres días? No, tal vez dos o cuatro. No lo recordaba bien. Tyler mojó sus labios resecos y agrietados, sintió la menta en su lengua. Ya se le había acabado el agua y lo único que su cabeza anhelaba era oír aquella voz gruesa contra el oído.
Tyler ladeó la cabeza y cerró los ojos una vez más. Le pidió a los dioses que Hunter se apurara, aunque en su condición Tyler poco creía en las divinidades. Una vez había encontrado un relicario bajo las tablas del suelo. Era blanco, cubierto de tierra y huevos de arañas. Le había preguntado a Hunter si creía en Cristo, y este nomás se encogió de hombros y susurró que era un animal más. No le sorprendió la respuesta.
Habían limpiado la cabaña de arriba abajo; ambos tardaron alrededor de un mes en decidir si entraban a la habitación de Christopher o no. A veces se quedaban afuera de la puerta, cada uno guardando y proyectando sus propios recuerdos dentro de su cabeza. Tyler lo único que recordaba era una melodía chirriante que se metía en su cabeza y no salía más. De alguna manera recordarla lo ponía de mal humor, en cambio, Hunter se volvía más ausente de lo normal. A veces solo se quedaba quieto, con aquel ceño fruncido que siempre ponía cuando estaba confundido y pensativo. Tyler se moría por preguntar, pero de alguna manera su boca jamás arrancaba las palabras. Solo se quedaba ahí, tomando su mano y esperando que dijera algo. Al final el tema quedó en la nada, no entraron y Tyler cerró la boca cuando Hunter volvió a arrastrar el mueble que cubría la puerta de madera.
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VIOLENCIA ANIMAL
HorrorHunter jamás había tenido un concepto de amor. Para él, los besos de sangre eran mucho mejores que los tiernos besos delicados, para él, las marcas, las mordidas a carne viva en los cuellos eran mucho mejores que los chupones, para él la violencia e...