veintiuno

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—¿Tu... Nuevo animal? —susurró, un frío muerto lo recorrió por completo. Apartó su vista de Hunter, su piel se erizó y sus manos temblaron—. ¿Por qué...? Si yo soy tu cachorro. T-tu... Tu cachorrito...

Su vista se clavó en el cuerpo del chico. Los ojos de Tyler lo miraban con rabia, tristeza y angustia. Sus fanales brillaban de lágrimas y apretaba la mandíbula con fuerza. Hunter se inclinó a su lado, tomando su mano de piel áspera, lastimada y pálida.

—Lo comprenderás. Vamos, no llores —lo ayudó a levantarse, con cuidado y lentitud. Tyler empezó a sollozar—. Te lo iba a decir antes, pero lo que ocurrió la otra vez... —suspiró—. Me alteras. Deberías estar feliz, no estás muerto. Y es porque yo lo quise, ese es un avance.

Tyler lo miró confundido.

—Eso... Quiere decir que... —susurró. Tan esperanzado que por un minuto no le importó el joven que yacía tirado a unos metros de él. Hunter lo perdonó. Todo volvería a ser como antes... O eso creía.

—Significa que eres neutro, Tyler —aclaró Hunter, lo tomó de la cintura y lo acercó lentamente. La mirada de Tyler evitó sus ojos negros y el hombre sonrió ante esa actitud—. Eres un cachorrito, y además de maricón eres débil.

El chico levantó la mirada, en sus mejillas húmedas recorrían aquellas lágrimas que trató de retener, la garganta le ardía, un nudo traicionero se presentó. No podía parar de temblar.

—Yo... Soy tu animal. Tuyo. Y quiero... Quiero que tú seas mío —susurró, Tyler se encogió en sí mismo. Temiendo por la reacción de Hunter.

—Ay Ty... —Hunter lo tomó de brazos, sintió las caricias suaves, casi gentiles—. Creo que te has golpeado muy fuerte la cabeza, ve a descansar ¿Sí?

Tyler bajó la mirada, intentando analizar si sus palabras habrían sido correctas. Hunter besó su frente y lentamente caminó hacia el cuerpo, los ojos de Tyler pudieron notar como el hombre se quedaba quieto ante un ser tan insignificante como ese.

Tyler miró como Hunter tomó del cabello al chico y lo jaló con fuerza.
Los fanales de Tyler brillaron de satisfacción al ver aquél cuerpo siendo arrastrado. Y pudo notar con detalle al humano, la piel lucía tan tersa, tan suave que su pena viajó a las suyas, áspera maltratada. Era delgado, y pudo notar la cintura que tenía, prácticamente, si llegaba a durar demasiado, terminaría teniendo anorexia. Tenía la ropa manchada y sucia. Los rasguños tan precoces que se rió de la futura desgracia que sufriría. El cabello que tenía era dorado, tan lindo, parecía tan suave que envidió todo de aquél animal.

Observó como abría los ojos. La risa de Hunter se oía por la cabaña entera. Aquél llanto, irritante. Tyler se sostuvo de los muebles y siguió detrás de ambos, su vista no se despegaba de quién quería tomar su lugar, su puño se cerró y una risa socarrona salió de sus labios, tan fina, tan silenciosa que nadie además de él lo notó.

VIOLENCIA ANIMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora