veintiocho

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Se removió en su lugar, cansado, abarrotado por el dolor en su cuerpo. Sus piernas apenas llegaban a moverse, en un tenue desliz sintió como todos sus huesos crujían y una mueca se formó en su rostro, las manos de Tyler frotaron sus piernas con debilidad, el frío le recorrió la piel con fuerza. Sintió la humedad en ellas, el sudor que lo envolvía, la sensibilidad de las heridas jugaban en su contra. Sus ojos se abrieron con lentitud, cansados, pesados como el plomo. Sus manos volvieron a su pecho y subió por su cuello, sus mejillas hervían, sus manos temblaban. Se encogió más en la cama húmeda en sudor y sangre, y suspiró cansado. 

 Tyler escuchó la puerta y sus brazos rodearon su cabeza, apretó los ojos y presionó los labios, su cuerpo estaba tan débil que no podría soportar ningún golpe más. Sus oídos fueron conscientes de los pasos a su lado, las botas militares eran tan pesadas que el mismo suelo se encargaba de avisarle el terror que se avecinaba, se encargaba de avisarle a su corazón que latiera como un lunático ante la desesperación que crecía en su interior. Que sus manos tomaran con fuerza su cabeza, que su cuerpo se encogiera y forzara sus músculos en caso de recibir un golpe. 

  —Sé que estás despierto, Animal —lo escuchó, y su mirada se levantó para chocar con aquella tan vacía que le heló el cuerpo entero, el sudor de Tyler caían como gotas de su cabello y el Teniente lo miró sin expresión alguna—. ¿Tienes hambre, cosita? 

Tyler no contestó. El teniente Morris se inclinó y apartó los brazos del chico de su cara, estas cayeron como peso muerto sobre la cama y crujió bajo el peso de ambos cuando de un salto el hombre se subió sobre el chico. Tyler lo seguía mirando a los ojos, sin quejarse, sin poner resistencia alguna cuando sintió que lo tocaban con pudor. Soltó su rostro y se puso de rodillas delante de él, obligó a sus piernas a que lo rodearan, las tomó y las acarició con lentitud. Tyler se quejó por lo bajo cuando lo jaló con fuerza, quedando él muy apretado contra el teniente Morris, sus labios se entreabrieron justo en el momento donde él apretó la carne de sus muslos, con fuerza y una sonrisa gustosa apareció en sus labios. 

Sonrió y rápidamente se quitó la camisa que traía puesta, el rostro de Tyler se deformó por completo y negó con lentitud. Sus ojos vislumbraron el pecho del teniente, rasguñado, cicatrizado por completo. Intentó alejarse y sintió su peso caer en su cuerpo, ahogándolo. Tyler apartó su rostro y la lengua del teniente viajó por su cuello. Sentía sus manos subir por su cuerpo, recorrerlo con lentitud y presionando con fuerza. Tyler negaba, con un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar. El dolor de cabeza presente lo hizo cerrar los ojos. Sentía unas manos colarse por su pantalón. El teniente Morris se detuvo y sonrió al ver al chico.

—Parece ser que decidiste enfermarte en el peor momento, Animal. —comentó y se apartó de él. Tyler se quedó quieto en su lugar, sus manos viajaron a sus pantalones y volvió a acomodarlos—. Levanta ese cuerpito, Animal. Vamos. Te llevaré a un lugar que te interesará, te lo prometo.

VIOLENCIA ANIMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora