Capítulo 6

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"Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que nos caemos."
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El frio la golpeaba con gran fuerza en la cara. El viento le silbaba en los oídos. No podía oír otra cosa que no fueran el gélido aire y los cascos de Nooro golpeando con fuerza el camino. Pero, justo en ese momento, un aullido atravesó la noche, y su corazón empezó a latir aún más rápido cuando diviso varias formas oscuras siguiéndola. Lobos, pensó con un miedo apoderándose de ella. Toda una manada la estaba persiguiendo y parecía que no había forma de escapar de ella, pero tenía que intentarlo.

Giro a Nooro hacia un camino donde había muchos árboles y ramas secas. Tal vez pudiera confundirlos. Sin embargo, aquellos animales eran más listos de lo que parecían y la encontraron rápidamente. Se estaba quedando sin opciones cuando su caballo resbalo en una parte del camino y cayeron por una pequeña inclinación del camino, terminando enredadas las ataduras de Nooro en un árbol cercano.

Marinette trato desesperadamente de desatarlo pero estaba muy enredado. En ese momento escucho un gruñido y giro con el corazón en la garganta, solo para encontrarse rodeada por una manada de lobos, los cuales la miraban hambrientamente. Miro a todos lados para ver algo con lo que pudiera defenderse, encontrando una rama gruesa y resistente. La tomo pero sabía que no sería suficiente. Eran demasiados para ella. Armándose de valor para enfrentar su final, planto firmemente los pies en la nieve.

Justo cuando el primer lobo se le abalanzo, frente a ella apareció una alta figura negra vestida con ropas elegantes, la cual rugía y se erguía amenazante ante aquellas criaturas. Enseguida supo que se trataba de la Bestia, la cual se lanzó contra el primer lobo y los otros no tardaron en atacarlo, desatando una feroz lucha. Aun cuando eran demasiados, la Bestia logro vencerlos y alejarlos, acabando gravemente herido.

En ese momento, la Bestia giro su cabeza y atrapo con la mirada a Marinette, la cual se quedó petrificada por la firmeza de esta. Pero antes de que pudiera decir algo, la Bestia cayó. De repente, uno de los rayos de la luna los ilumino y pudo ver su cuerpo cubierto de heridas y mordidas, de las cuales la sangre escapaba sin dificultad.

¡Corre! ¡Es tu oportunidad!, le gritaba una vocecita en su cabeza a Marinette. Estaba a punto de irse cuando le echo una última mirada. Un charco de sangre se estaba formando a su alrededor pero no fue esto lo que impacto a Marinette. La impacto lo indefenso y vulnerable que parecía. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo: él estaba dispuesto a morir por ella. Y ella no iba a dejarlo a su suerte.

Rápidamente se dirigió a él y le toco delicadamente el hombro. Abrió ligeramente los ojos y la miro molesto. Gracias su escapada había terminado malherido. Pero lo que le dijo no se lo espero.

—Sé que en este momento estas sufriendo pero necesito que me ayudes para poder salvarte. Levántate—dijo preocupada.

La Bestia solo la miro un tanto sorprendido. Estaba dejando pasar la oportunidad de escapar para ayudarlo. Su enojo fue sustituido por la duda. Tratando de no gruñir por el dolor, con dificultad logro pararse y Marinette lo ayudo a subirse con la mayor delicadeza que pudo al caballo. Tirando las riendas de Nooro, se dirigió lo más rápido que pudo hacia el castillo.

Cuando llegaron, pudo ver a varios de los sirvientes en la puerta, todos con la misma expresión de angustia y preocupación cuando los vieron. Entre toda la multitud de voces, distinguió una que sobresalía entre todas.

—¡Pour l'amour de Dieu! ¡¿Qué le ha pasado?!—dijo alterada Tikki.

—Escape y una manada de lobos me ataco pero él me salvo. Por favor, ayúdenme a curarlo—dijo Marinette angustiada. Los demás solo la vieron con una silenciosa admiración hasta que recordaron que el amo estaba herido.

La Bella y El GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora