Capítulo 13

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"Me entenderás cuando te duela el alma como a mí."
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Los cascos del caballo se hundían con fuerza y rapidez en la nieve, tan rápido que parecía alma que lleva el diablo.

Marinette trataba de acordarse del camino a su aldea pero este se escurría cada vez que intentaba atraparlo, sin mencionar que la oscuridad le complicaba aún más la orientación. A cada segundo que pasaba su inquietud crecía. De repente, detuvo abruptamente a Nooro cuando le llego una idea.

Toco su costado y desamarro la cuerda con la que tenía atado el espejo. Si el espejo podía mostrarle lo que fuera tal vez, solo tal vez, pudiera mostrarle el camino.

—Muestra el camino a mi aldea.                                                                                                     

A diferencia de otras veces, el espejo resplandeció, mostrándole una línea brillante sobre la dirección que debía tomar. Con la adrenalina corriendo por sus venas, retomo su carrera, siguiendo la refulgente estela.

Paso cerca de un pequeño claro que se le hizo extrañamente familiar pero al ver un pequeño estanque su mente se aclaró. Era el mismo lugar en el que había estado cuando fue a buscar a su padre. Con el recuerdo más presente en su mente junto con la ayuda del espejo apuro más a su caballo hasta que vio a lo lejos unas formas oscuras que reconoció como casas. Entre más se acercaba las sombras se aclaraban, hasta que distinguió el brillo de unas antorchas y una multitud junto a un hombre al que echaron a una carroza con barrotes. Reconoció con miedo y, sobretodo, furia que ese hombre era su padre.

La carroza empezó a moverse pero los caballos se asustaron cuando ella apareció repentinamente frente a ellos. Bajo de un salto de Nooro y se acercó a su padre, ignorando a la multitud a su alrededor.

—¡Papá!—grito mientras le tomaba las manos entre los barrotes.

—¡Marinette!—dijo pasmado.

En eso, vio a un hombre vestido elegantemente acercarse a ella.

—Libérelo—exigió desesperada—. Él no ha hecho nada.

—No se preocupe mademoiselle—dijo con un tono tranquilo—. Estará en buenas manos. Ya vera que su mente sanara pronto.

—¡Mi padre no está loco!—exclamo furiosa.

De repente, distinguió una cabellera rubia entre la multitud.

—Félix, por favor, tu sabes que eso no es cierto—dijo suplicante.

—Soy extremadamente leal a tu familia pero tu padre afirmo cosas muy irracionales—exclamo con un falso gesto de preocupación.

Una voz salió de la multitud.

—Es verdad. Deliraba sobre una bestia en un castillo abandonado.

—Yo ya estuve en ese castillo y si hay una bestia—afirmo vehementemente.

—Declararías lo que fuera con tal de liberarlo. Lo que dices no es una prueba—dijo Félix.

—¿Quieres una prueba?—dijo con los dientes apretados mientras tomaba el espejo—. ¡Muéstrame a la bestia!

Mostro el espejo al mismo tiempo que este revelaba una monstruosa y oscura figura felina. Una exclamación de asombro y horror manifestó la multitud. Sintió como una mano le arrebato con fuerza el espejo, topándose con unos ojos azules que miraban con asco a la bestia.

—¡Es una brujería!—exclamo Félix—. ¡Miren sus colmillos, sus garras!

Los aldeanos se asustaban cada vez más, alejándose del espejo.

—No tienen por qué temer—intervino Marinette—. Sé que se ve aterrador pero es amable y comprensivo.

Félix la miro asombrado, como si fuera una desconocida.

—¡La han embrujado! Si no la conociera, diría que siente afecto por ese monstruo.

—No es un monstruo, Félix. ¡Tú sí!—afirmo—. La bestia no le haría daño a nadie.

El rubio le dedico una mirada encolerizada.

—Oí de los efectos de esta oscura magia pero jamás pensé que los vería en persona. ¡Esto amenaza nuestra existencia!

La multitud grito, dándole la razón.

—Enciérrenla- señalo a Marinette—. No podemos dejar que le advierta.

De repente un par de manos la tomaron de los brazos. Ella trato de liberarse pero la agarraban con mucha fuerza. La arrojaron bruscamente a la carroza. Su padre la ayudo a levantarse.

—No deje que escapen—dijo Félix, dirigiéndose el cochero, el cual asintió.

El rubio les hizo un gesto a los aldeanos mientras subía a su caballo, indicándoles que lo siguieran. Estos tomaron sus antorchas y trinches mientras desaparecían en la espesura del bosque.

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Marinette observaba con desesperación la carroza en la que estaban, tratando de encontrar algo con lo que pudiera abrir la cerradura de esta.

—Tengo que avisarle—expreso en voz alta.

—¿Avisarle?—exclamo incrédulo su padre—. Apenas escapaste.

La ojiazul le tomo las manos.

—El me libero. Dijo que volviera contigo—confeso.

Tom pensó que era una broma pero al ver la sinceridad en el rostro de su hija ya no supo que pensar.

—No lo entiendo.

Marinette se llevó las manos a su cabello, tomando el broche de su madre y mostrándoselo. Tom lo observo con ojos como platos.

—¿De dónde lo...—dijo con voz temblorosa, sin poder terminar la oración.

—Él me llevo—lo miro directamente—. Se lo que le paso a mamá.

Su padre no daba crédito a lo que oía pero no dudaba de ella.

—¿Ahora vez porque tuve que dejarla? Solamente quise protegerte. Tal vez demasiado. Por favor hija, perdóname por no habértelo contado.

Marinette lo abrazo fuertemente.

—Te perdono papá pero ayúdame a salir. Tengo que ayudarlo.

—Será arriesgado—le advirtió.

—¿Desde cuando eso me ha detenido?- le pregunto con una sonrisa.

Tom asintió. Coloco su cara entre los barrotes y observo lo mejor que pudo la cerradura.

—Necesitare algo largo y delgado para abrirla.

La ojiazul llevo su mano nuevamente a su cabello, extrayendo un pasador que Tikki le había colocado. Se lo entrego a su padre, el cual asintió.

—Necesitamos distraer al cochero—le informo.

Marinette pensó en alguna distracción y al oír el agua de la fuente a lo lejos se le ocurrió una idea. Llamo al cochero y le dijo que quería un poco de agua. El muchacho se negó pero ella lo miro inocentemente, pasmándolo con su belleza y logrando que accediera a buscarle agua. Aprovechando, su padre metió el pasador a la cerradura y luego de un par de vueltas logro abrirla. Se acercaron a Nooro, el cual había sido atado a la reja de una casa para que no se escapara. Lo desataron con cuidado y ambos lo montaron, dirigiéndose al castillo antes de que el tiempo se les acabara y la muerte venciera.

Mis akumas les traigo noticias:
Pronto comienzan mis exámenes por lo que no sé si tenga tiempo de actualizar pero tengan paciencia.
Sin más que decir, les deseo una buena semana. Deséenme suerte en la guerra a la que voy 💣💣💣

La Bella y El GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora