CAPITULO 23

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  La semana fue perfecta para Lauren y para Camila. Simplemente, nada parecía poder acabar con la felicidad que las rodeaba.
Lauren sonreía más. Taylor y Chris conocían la razón, e incluso le habían escrito a Camila a través de la ventana unas noches atrás junto a Lauren. El encuentro no duro más de cinco minutos, pues Chris debía hablar con su novia vía Skype y Taylor tenía la obligación de lavar los platos de la cena, pero al menos lograron conocer un poco a la chica que conseguía hacer sonreír a su hermana como nunca lo había echo.
El jueves Lauren le pidió a Camila acompañarla a su cita con el psicólogo al día siguiente, a lo cual la chica de la ventana no se negó. Lauren sabía que el podría explicarle muchas cosas que ella, aun siendo la del problema, no podía.
Se encontró con ella al final de las clases de Camila. Esta llevaba zapatillas, pantalones altos, un suéter rojo y un lazo del mismo color. Lauren debía admitir que le encantaba verla llevar gorras y sus chaquetas de cuero, pero también le encantaba verla de aquella forma tan femenina. Lauren estaba segura de que Camila podría usar el atuendo más estúpido del mundo y a ella aun seguiría encantándole.
Normani finalmente había terminado su servicio comunitario, y Dinah y ella debían hacer un trabajo juntas, así que acompañaban a Camila y Lauren, pues el trayecto del psicólogo las obligaba a pasar frente a la casa de la polinesia. A quienes no esperaban encontrarse eran a Troy y Ally, que estaban jugando baloncesto en un parque cercano (Ally lo intentaba) y casi de inmediato se ofrecieron a acompañarlas, nadie pudiendo negarse. Lo cierto era que Camila, Dinah y Ally ya veían a la pequeña y a su novio como buenos amigos aunque se conocían desde hacía realmente muy poco tiempo.
Camila iba sobre la patineta de Lauren, la chica de la chaqueta y el beanie negros sujetando su cintura para guiarla y mantenerla completamente segura, sonriendo al ver a su novia completamente feliz. Dinah, como siempre, hablaba con Normani a cerca de su no-relación y las muchas cosas malas que podrían hacer en su casa, y Troy simplemente caminaba junto a Ally, dándole la mano, besando su mejilla cuándo podía y susurrando su nombre prácticamente cada segundo.

Troy:Ally... -Susurro.
Ally:Sí, amor...
Troy: Ally... -Dijo, esta vez un poco más alto que antes.
Ally: Dime...
Troy:Ally...

Lauren se detuvo de inmediato, preocupada. Sabía que el tumor de Troy estaba creciendo, así que todo era motivo de alerta, sobretodo aquella excesiva repetición del nombre de su novia. Las otras chicas, que se habían encariñado con Troy en tan poco tiempo, también se detuvieron y miraron a la pareja con algo que el diccionario mental de Lauren reconoció como temor. Temor de que algo estuviese pasándole al chico y ellas no pudiesen hacer nada.

Ally: ¿Qué sucede, amor? ¿Te sientes mal? -Pregunto, una mueca que el diccionario de Lauren no pudo reconocer, pero que podía acercarse mucho a la del dolor, la lástima y la preocupación juntas- Podemos detenernos unos minutos si quieres... -Sugirió mientras le acariciaba los antebrazos dulcemente.

Troy negó bruscamente con su cabeza y luego miro a su novia fijamente a los ojos, sonriendo. Ally lo imito. Lauren lo hizo también, pues sabía que sonreía de la misma forma cuándo sus ojos y los de Camila se encontraban de aquella forma en la que los demás a su al rededor parecían desaparecer.

Troy:El doctor... dijo que... -Cerro los ojos y se froto la frente, intentando recordar lo que tenía planeado decir-... dijo que voy a... olvidar... olvidar cosas y yo... no... -Se froto la frente de nuevo-... yo no quiero... -Gruño frustrado. Lauren conocía lo que Troy estaba pasando, el echo de sentirse un idiota que no puede hacer cosas como los demás, así que se aferro fuertemente a la cintura de Camila, sabiendo que si no lo hacía comenzaría a llorar. Las manos de la chica de inmediato se posaron sobre las suyas, tranquilizándola.
Ally: Está bien, Troy. Solo respira. Está bien.

Troy respiro, pero Lauren sabía que para Troy todo aquello no estaba bien.
Un grito frustrado escapo por los labios del chico segundos después, y el cuerpo de Lauren se estremeció. Sintió el cuerpo de Camila caer de la patineta, así que la sujeto con fuerzas para que lograse mantener el equilibrio. En cuánto los pies de la menor tocaron el suelo y se estabilizo sobre ellos la pequeña se acomodo en los brazos de su novia, Lauren no haciendo nada para alejarla. Aun no estaba acostumbrada a dar abrazos, pero en ese momento, viendo como su amigo sufría al hacer algo tan simple como hablar, lo necesitaba.

La chica de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora