Capítulo III

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—Nuestra amistad, Katsuki, termina aquí. Lo que hiciste no lo haría jamás un amigo —escuchaba decir su amigo tailandés, llevaba así desde que llegó a casa.

—Lo lamento —decía tratando de no sonreír. Le divertía ver a Phichit caminar por la sala, pasando una y otra vez su mano por su cabello con desesperación.

—No Yuri, no. No compraste el chocolate, eso no te lo puedo perdonar.

Después de haber dejado a Victor, tras haber soltado su mano pudo concentrarse. En la universidad se limitaba a asentir a lo que preguntaban, sólo podía pensar en los ojos azules que disfrutaba dibujar.

Victor.

Había repetido el nombre del músico una y otra vez. Probando cómo sonaba en sus labios.

—Vaya, ahora me ignoras, ex-mejor amigo.

—No lo hago, prometo comprar mañana.

Su amigo lo observó ladeando la cabeza, cuando Yuri llegó lo notó diferente. Parecía perderse en sus pensamientos. Su amigo era una persona reservada, solía expresarse a través de su arte. Se habían conocido en Japón, él estaba de vacaciones cuando conoció al de lentes, lo vio dibujando en el muelle de Hasetsu, decidió acercarse.

Yuri dibujaba con furia mientras lloraba en silencio.

Nunca le tuvo que preguntar qué pasó, no fue necesario; varios meses después -antes de mudarse juntos a San Petersburgo- el dibujante le permitió ver los dibujos de aquel día. Lo comprendió todo.

Si querías conocer a Yuri tenías que ver su arte.

—¿Todo está bien?

—Sí, bien —respondió el pelinegro.

—Luces distraído.

—Sólo estoy pensando, hay muchas cosas que hacer para la exposición.

Phichit sabía que no sólo era eso, pero decidió no insistir.

—Te perdono por olvidar mi chocolate, somos amigos de nuevo.

Yuri rió, puso una mano sobre su pecho.

—Gracias, estoy muy agradecido por ello pero tengo una pregunta —espero a que el tailandés asintiera—. Si tanto querías chocolate, ¿por qué no fuiste tú?

El moreno le sonrió con fingida inocencia.

—¿Sabías que los hámsters sólo pueden ver a quince centímetros de distancia?

—¿Sabías que los hámsters sólo pueden ver a quince centímetros de distancia?

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Esa noche Yuri no olvidó sus guantes. Fue lo primero que tomó, incluso antes de ponerse su abrigo. Antes de salir le avisó a su amigo que volvería dentro de un rato, no esperó respuesta y salió.

Tenía que caminar un poco para llegar a su destino, el frío para él era increíble pero veía a las personas pasar sin muestra alguna de estar sufriendo, los envió un poco por ello.  Sentía su mandíbula temblar, se encogió en su abrigo buscando calor.

Art in you. [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora