Capítulo XII

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Si alguien le preguntaba a Victor como es que se sentía en ese momento él -sin quitar la sonrisa que poseía su rostro- respondería:

—Siento como si todas mis melodías favoritas se hubiesen fusionado en una.

Caminaba por las calles nocturnas de San Petersburgo de regreso a su hogar, le había costado un poco de trabajo irse del apartamento del pintor, sin embargo, tras haberse despedido innumerables veces se retiró prometiendo que se verían la siguiente noche donde se conocieron hace ya meses atrás.

Seguía sin poder creer todo lo que había pasado en una sola noche. Recordar los labios cálidos de Yuri sobre los suyos lo hacía sonreír de manera boba inconscientemente, lo que más le había gustado -y sorprendido- es que Yuri hubiese tomado la iniciativa de besarlo en su habitación, rodeado de sus recuerdos.

El hecho de que el azabache le contara sobre su vida en Japón significó mucho para el ruso, puesto que en algún momento llegó a pensar que Yuri jamás hablaría de ello y él tampoco quería presionar, pero había pasado: Yuri le permitió la entrada a su vida.

Al llegar a su piso, tocó la puerta que estaba frente a su apartamento, esperó no hacer tanto escándolo pues ya era algo tarde, insistió hasta que con un suspiro sacó su celular y llamó a la persona que vivía en aquel apartamento, mientras sonaban los pitidos de la línea abrió la puerta de su apartamento y, como era de esperarse Makkachin estaba justo en la puerta moviendo su cola de un lado para el otro, emocionado de que su humano hubiese vuelto.

—Tiene que ser algo bueno para que estés llamando a ésta maldita hora —escuchó decir a su amigo con voz ronca y somnolienta.

—Besé a Yuri..., o él me besó, bueno, nos besamos —se dejó caer en el sofá de su sala con Makkachin siguiéndolo, acarició el esponjoso pelaje de su mascota.

—Voy en camino —no tuvo oportunidad de hablar pues su amigo ya había colgado.

No tuvo que esperar mucho para ver a su vecino y mejor amigo cruzar por la puerta de su apartamento -que había dejado abierta- con el cabello despeinado en varias direcciones y con una marca de la almohada en su mejilla.

—Ve a hacer café y cuéntame que pasó.

Y eso hizo, contó prácticamente toda la noche desde que salió tarde de su trabajo hasta el rápido beso que Yuri dejó en su mejilla tras despedirse por última vez en la entrada de su edificio, trató de hacerle una imagen visual de la obra de Yuri "Abierta", pero estaba seguro que sus descripciones no llegaban a la altura de tan bella obra.

Si alguien le preguntaba a Chris como veía a su amigo él respondería:

—Como un adolescente enamorado.

Su amigo suizo no se fue hasta que sus ojos verdes no comenzaban a cerrarse por el cansancio, a pesar de que su amigo no estuviese ahí él no podía conciliar el sueño

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Su amigo suizo no se fue hasta que sus ojos verdes no comenzaban a cerrarse por el cansancio, a pesar de que su amigo no estuviese ahí él no podía conciliar el sueño. Chris había dado justo en el clavo con una de sus preguntas.

Art in you. [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora