Capítulo XI

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Yuri no sabía a ciencia cierta cómo es que Victor estaba en su apartamento a esa hora de la noche, específicamente en su habitación, esperando pacientemente que volviera con el café que el nipón había prometido

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Yuri no sabía a ciencia cierta cómo es que Victor estaba en su apartamento a esa hora de la noche, específicamente en su habitación, esperando pacientemente que volviera con el café que el nipón había prometido.

Se permitió soltar un profundo suspiro antes de encaminarse a su habitación con las dos tazas de café.

Su cuerpo continuaba en un estado de vibración por el beso que compartió con Victor.

Seguía creyendo que todo lo ocurrido fue gracias a una cruel broma de su imaginación, sin embargo, aún podía sentir la cálida respiración del ruso mezclándose con la suya, podía sentir esos suaves labios acariciando los suyos con delicadeza y ternura, podía sentir la mano del ruso contra su mejilla o la presión que hubo entre sus cuerpos al tratar de estar aún más cerca, incluso podía recordar la expresión de Victor al alejarse: los ojos más brillantes que nunca, tanto sus mejillas como parte de la nariz sonrojadas y una gran sonrisa que hizo derretir su corazón.

Cuando por fin pudo llegar a su habitación, se encontró al ruso de pie al lado de su cama, viendo las fotografías que tenía pegadas en forma de collage en la pared. Su primer pensamiento fue pedirle que se detuviese, que mirara cualquier otra cosa pero no dijo nada, pues deseaba que Victor conociera un poco más de él.

Dejando las tazas de café se acercó al peliplata y observó las fotografías con él. Había de todo ahí: fotos de sus amigos, algunos momentos que habían sido captados por Phichit, él de pequeño posando con su perro, algunas con sus estudiantes, obviamente había fotos de Japón y su familia, también estaba una fotografía de Yuko y él, mostrando con una gran sonrisa sus reconocimientos de primer lugar en patinaje artístico en parejas.

Notó que Victor lo volteaba a ver, preguntándose la historia detrás de los retratos.

—Ella es mi amiga de la infancia, Yuko —evitó mencionar que fueron novios, aún no estaba completamente listo para hablar de ello—, hacíamos patinaje artístico en parejas, en esa foto teníamos quince años, creo.... Era la primera vez que ganábamos en primer lugar, sólo eran competencias locales pero nos divertíamos patinando juntos.

Observó la fotografía con nostalgia.

—Oh demonios, ¿por qué no me dijiste que eras patinador profesional? —habló el ruso dramatizando el asunto—. Hice el ridículo frente al mejor patinador de Japón.

Yuri rió rodando sus ojos, volteó a ver al ruso con una sonrisa.

—Del mundo, querrás decir —bromeó.

—Ok, ok, me largo antes de que diga o haga otra estupidez frente al mejor patinador del maldito universo —agitó su mano dispuesto a irse, apretando sus labios para no reír.

El nipón tomó la mano del ruso, jalándolo con suavidad hasta donde se encontraba.

Tener la mano de Victor con la suya le hizo saber que todo estaba bien, que podía contarle sus memorias con ayuda de las fotografías.

Art in you. [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora