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Luego de una melancólica y energizante bienvenida por parte de mi padre y Alison, los tres nos acomodamos en la sala siendo atendidos por sus empleados, y comenzamos a conversar de todo lo que nos ha ocurrido durante estos tres años. Las llamadas por Skype no han sido suficientes.

-Y finalmente decidí por ofrecerme como voluntaria en una clínica, así también aprendo mas-sonrió mi hermana mostrando sus blancos dientes.

-¿Por qué no elegiste un hospital público?-bebí un sorbo de mi vaso de jugo-en el si aprenderías más.

-No me gustan los hospitales públicos-hizo una mueca.

Disimuladamente rodee mis ojos. Algo muy claro que nos destaca a cada una es nuestra diferencia de pensamientos, como dije, a veces odio que mis padres posean dineros y propiedades, no me gusta que la gente crea que soy "intocable" solo por tener más que los demás. En cambio, a Alison le encanta y es como si sus humitos se hubieran subido, cuando vivía con ella si poseía ese pensamiento horrible, pero ahora parece que ha aumentado.

-¿Que hay de ti papá?, ¿todo bien en tu empresa?-pregunte mirándolo a el, ya quiero cambiar el tema con Alison. Llevaba alrededor de media hora contándome sobre ella y lo que estudia en la universidad, Medicina, por cierto.

-Todo bien hija, pedí algunas semanas libres para divertirme contigo-sonrió-solo mañana me queda una última reunión vía Skype con un par de australianos, pero luego mi trabajo se quedará para otro momento.

En ese momento, el celular de Alison vibro en la mesa de centro, ella lo tomo y contesto de inmediato la llamada. Luego, se levantó del sofá y se alejó de nosotros para hablar a solas con quien sabe quién.

-Deben ser de la clínica-dijo mi padre, me quede en silencio para que continuara-siempre la llaman para emergencias.

-Oh, entiendo-sonreí leve.

-¿Te gusta como luce la casa ahora?-pregunto.

-Si, luce genial-mire a mi alrededor-tienen buen gusto para decorar.

El sonrió sintiéndose orgulloso de ellos mismos.

Alison corto su llamada y volvió a hacerse presente entre nosotros, se sentó en el mismo sofá de hace unos minutos y me miro mordiendo su labio inferior, como si estuviera viviendo un momento complicado.

-¿Qué pasa?-pregunte tranquila.

-¿No te molesta si te dejo a solas con papá?-pregunto-me han llamado de la clínica con urgencia para que esté presente en una operación, es trasplante de riñón.

-Oh, por supuesto que no-dije de inmediato-ve tranquila que estaré muy bien con papá.

-De acuerdo, iré a prepararme-dijo antes de nuevamente desaparecer entre nosotros.

-Me alegra tanto que estés aquí bebe-mi padre me miro directamente a mis ojos, fue inevitable no sonreír ante su manera de hablarme, el sabe que me encanta cuando me llama por apodos tiernos-te prometo que disfrutaras mucho tu estadía aquí, no sabes lo feliz que estamos Alison y yo de que pases estas vacaciones con nosotros.

-Yo también estoy muy feliz-dije sincera-y se muy bien que estos meses a sus lados será estupendo.

-Si quieres, puedo llevarte a que veas tu habitación, la misma que utilizabas cuando vivías aquí.

-Claro, seria genial.

Ambos nos levantamos de los sofás y dejamos los bocadillos y líquidos dentro de la sala esperándonos para regresar. Caminamos en silencio hasta la escalera y comenzamos a subirla lentamente, ahora que la miro bien, es como si estuviera más larga, o quizás le agregaron más peldaños.

Fruta Prohibida |j.b|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora