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Una de las desventajas que tiene viajar es tener que despedirte de tus seres queridos, y si que es difícil tener que despedirme de mi madre y nuestra ama de llaves, que por cierto es como una segunda madre para mi. Para viajar a Canadá a pasar mis vacaciones con mi padre y mi hermana mayor.

-Prometo llamarlas todos los días, van a estar bien sin mi-dije para finalizar nuestra triste despedida. Estoy obligando a mis ojos que no suelten las lágrimas, soy muy sentimental para estos momentos.

Ellas me asintieron y se abrazaron entre ambas, mi mamá ya está llorando y Lucy, nuestra ama de llaves la consuela.

Voltee y camine hacia la puerta que me correspondía con mis maletas, utilizando cada una de mis manos. Como primer paso, tuve que verificar que todos mis papeles estuvieran en lugar para abordar el avión.

Cuando me dejaron pasar tranquilamente, me despedí una vez mas de ellas con un gesto de mano y luego subí al avión dejando mis maletas a un chico para que también las abordara. En el interior del avión, fui ayudada por una azafata para encontrar mi lugar.

Me acomodé bien en mi silla y comencé a desenredar mis audífonos mientras espero a que todas las personas aborden el avión. Miré por la ventana de mi lado con una sonrisa leve y no pude evitar suspirar con nostalgia.

Estoy a unas pocas horas de reunirme otra vez con mi padre y mi hermana, nuestra familia esta totalmente separada. Para entender mejor, soy canadiense, pero vivo aquí en New York con mi mamá y Lucy, quien conozco desde que tengo uso de razón.

Cuando era pequeña vivía en Stratford, de donde provengo, pero cuando cumplí diecisiete años vivimos un momento bastante difícil en mi familia, mis padres se divorciaron. Tenían muchas discusiones y tomaron la decisión de separarse para vivir en paz, aunque eso nos dolió mucho a Alison y yo.

Alison, mi hermana tres años mayor, vive en nuestra ciudad natal con mi padre, a ella le parecía muy triste dejar a nuestro papá solo en la ciudad y por lo tanto decidió quedarse con el. En cambio, yo me mude a New York con mi madre por su trabajo como diseñadora, tampoco podía dejarla sola luego del divorcio.

Ahora en la actualidad, estoy viajando a Canada otra vez, no he vuelto a ir luego de la separación de mis padres. Y no he visto a mi padre ni a Alison hace tres años, ahora recién con veinte años volveré a reunirme con ellos. Debo admitir que estoy muy nerviosa, pero a la vez ansiosa, pasare todas mis vacaciones de verano en su compañía, siento que será genial.

Una voz a través de un parlante me hizo abandonar mis pensamientos y concentrarme en el presente, por la ventana vi los motores del avión encenderse y preparándose para despegar. Asegure mi cinturón de seguridad y coloque los auriculares en mis oídos.

En tan solo un par de minutos y el avión ya estaba por los aires, puedo ver todo New York en tamaño de hormiga, es totalmente maravillosa la vista. Acomode mi cabeza en el respaldo de la silla y me deje llevar por mi playlist de canciones esperando mi llegada a Canadá.

(...)

El viaje duro alrededor de cuatro horas de las cuales dormí dos y las demás me encargué de oír música o leer un libro para pasar el rato. Al bajar del avión, recibí mis maletas y luego caminé con mis piernas temblando a la salida del aeropuerto.

Bien, se supone que un chofer de mi padre me esperaría fuera del aeropuerto para llevarme a casa. El está trabajando en su empresa y Alison estará esperándome en la casa que antes compartía con ellos.

Un hombre moreno esta sosteniendo un cartel con mi nombre y apellido y esta apoyando en una gran camioneta de color negro. Lentamente me acerque a el dándole una sonrisa de lado.

-Hola.

-¿Señorita Miller?-pregunto.

-Solo llámeme ________.

-Su padre me dio la orden de...

-El no esta aquí-lo interrumpí.

-La ayudare con sus maletas.

Tomo mis maletas y las subió en el maletero de la camioneta, por mi parte, me subí en la parte trasera y suspiré de cansancio al apoyar mi espalda en el respaldo del asiento. El chofer de mi padre subió tras el volante y me miro a través de su espejo retrovisor.

-Por cierto, señorita, mi nombre es Patrick y estaré a sus servicios mientras este aquí en Canadá con nosotros.

-Gracias, es un gusto conocerlo.

Les contare otra cosa, provengo de una familia con una situación económica buena, mi padre posee una empresa muy conocida aquí en Canadá que heredo de mis abuelos. Y de ella tiene una vida con lujos que no todo el mundo posee.

Y bueno, mi madre es diseñadora de ropa y tiene una larga cadena de tiendas de ropa en Estados Unidos, gracias a eso también vivo bien en New York. Por mi parte, no soy una chica que le comenta a todo el mundo mi situación económica, soy más reservada en ese tema.

Al cabo de unos minutos, Patrick estaciono la camioneta fuera de una casa más cambiada de la que recordaba. Baje de la camioneta sin quitarle mis ojos de encima, es increíble todo el tiempo que ha pasado sin estar aquí, la casa luce totalmente distinta.

Ahora posee un tercer piso que no tenía cuando vivía aquí, y el jardín está más amplio, además de que el color de la fachada cambio y la hace lucir mejor. Patrick y yo caminamos a la entrada, una gran puerta de color café nos impide ver el interior de la casa.

El abrió la puerta y dejo que pasara primero, le agradecí y retome mi vista al interior de la casa, me quede sin aliento al ver lo maravillosa que es ahora. Nada luce como antes, todo está absolutamente cambiado, pero luce genial.

-Sus maletas serán subidas a su habitación-dijo Patrick-y su hermana, la señorita Alison la estará esperando en...

-¡__________!-sentí una voz a nuestro lado que interrumpió las palabras de Patrick, doble mi mirada y vi a mi hermana Alison correr hacia a mi. La mire con una sonrisa leve, ella no tardo en rodearme con sus brazos y abrazarme fuertemente, tampoco tarde en corresponder su abrazo de bienvenida que si esperaba.

-¡Estas tan hermosa!-exclamo separándose de mi luego de unos largos segundos-ya no eres la adolescente de diecisiete años, ahora eres toda una mujer.

-Gracias Alison, tu también estas bella-la mire de pies a cabeza con una sonrisa.

Alison y yo tenemos bastantes cosas en común, poseemos la misma estatura, el mismo color de cabello y los mismos labios. Lo único que nos diferencia son nuestros ojos, ya que los de ella son verdes como los de nuestra madre y los míos azules como papá. Y también cambian nuestras contexturas.

-Vamos a la sala-propuso emocionada-hay muchos bocadillos que nos esperan para acompañar nuestra larga conversación.

-Claro, vamos.

Ella y yo caminamos a la sala de la casa, el entrar quede atónita al ver a mi padre al interior de la sala caminando hacia todos lados con impaciencia. El se quedó quieto y fijo su mirada sobre mi al verme, no pude evitar que mis ojos se cristalizaran al verlo.

-Papá...-susurre con mi voz quebrada.

-Hola princesa-dijo de la misma manera.

Camino hacia a mi con rapidez y no tardo en rodearme con sus brazos como lo hizo Alison hace unos segundos. Enterré mi rostro en su pecho para disfrutar el abrazo, lo sentí sollozar y también sentí la mirada emocionante de Alison en nosotros.

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Holaaaaaaaaaaaa, espero que les haya gustado(:

+3 votos y +2 comentarios y sigo preciosas<3

Las amo<3!

Fruta Prohibida |j.b|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora