Capítulo 10: En casa

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Llegamos a mi barrio cuando ya estaba oscureciendo. Mi apartamento no estaba lejos de la estación de tren, pero aun así teníamos que pasar un par de manzanas y la zona no era segura.

Jake llevaba a Tony acuestas para ir más rápido. Notaba cómo la fiebre me estaba subiendo, los escalofríos habían aumentado desde que bajamos del tren y las piernas las sentía débiles.

Cuando por fin llegamos y entramos en mi bloque, no puede evitar un quejido al ver las escaleras; mi piso estaba en la quinta planta y, por supuesto, no había ascensor. Nunca me importó, siempre pensé que era bueno para mantenerme en forma.

—Id subiendo vosotros. Mi piso está en la quinta planta, puerta B.

—¿Va todo bien? Tienes mala cara. —Jake acercó su rostro al mío.

—Sí, sí. —Me alejé de él apoyándome en la pared—. Sólo necesito descansar un poco. Estoy bien.

—Chaval, ¿puedes ir subiendo tu sólo? Ahora te alcanzamos. —Bajó a Tony de su espalda. Éste asintió con la cabeza y empezó a subir con energía las escaleras, la siesta le había sentado de maravilla. Le miré con envidia. En cuanto torció para subir el siguiente tramo de escaleras, Jake se giró y vino directo a mí con el ceño fruncido. "¡Oh, no!" pensé. No me sentía con energía para lidiar con él.

—Jake, estoy bien. Ahora subo. —Se plantó delante de mí apoyando una mano en el muro al lado de mi cabeza. Entré lo mal que me encontraba y lo cerca que estaba, mi corazón iba a mil por hora. Levantó el brazo libre y posó su mano en mi frente. El contacto de su piel fría me alivió momentáneamente el dolor de cabeza haciéndome cerrar los ojos.

—¡Estás ardiendo! —Abrí de golpe los ojos encontrándome con su rostro. Estaba con el ceño fruncido y me miraba muy serio.

—Necesito descansar. Se me pasará en cuanto duerma un poco y coma algo. —Me separé de él y me acerqué a la barandilla tambaleándome. No me dio tiempo a subir ni un escalón cuando noté cómo mis pies se despegaban del suelo. Por instinto me salió un grito de la garganta y me agarré con fuerza al cuello de Jake para no caerme.

—¡¡Bájame, Jake!! —grité horrorizada. 

Estoy delgada, probablemente más de lo que debería, pero también soy alta así que no soy ninguna pluma. Verme sujeta sólo por los brazos de Jake me daba una sensación de inseguridad horrible. Escondí la cabeza en su cuello esperando que pasase cuanto antes ese momento.

—Cualquier chica... estaría encantada... de que la llevasen... en brazos a su casa... —dijo con la voz entrecortada por el esfuerzo.

—No soy ninguna princesita que necesita que la lleven en brazos. Además, peso demasiado para que me subas cinco pisos a cuestas.—Sentí cómo su garganta vibro junto a mi cara cuando se le escapó una pequeña risa. Paró para coger aire unos segundo y después continuó subiendo.

—Sí, pero todo lo que pueda subir será quitarte trabajo a ti... —Volvió a respirar—. Además, no quiero que te desmayes... antes de que me digas cómo entrar en tu casa.

—El código de la puerta es RHG2095S4, pero necesitas la llave para abrir el cerrojo superior. Está escondida detrás del extintor que hay al fondo del pasillo. Si lo levantas detrás hay un azulejo que se puede sacar. Si das unos golpecitos encima puedes oír un sonido hueco para saber cual es. Ahora, ¡¡bájame!!

—Está bien... —Me soltó bruscamente en el suelo—. Lo siento, estoy agotado.

Se sentó en uno de los escalones y se recostó contra la pared cerrando los ojos. Habíamos llegado hasta el segundo piso, no estaba nada mal, la verdad es que me había impresionado.

Sector 0: El despertar (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora