"Tiene mala pinta" pensé tocándome con cuidado el golpe del ojo que se estaba empezando a hinchar. Realmente el golpe me preocupaba menos que el corte de la ceja, había parado de sangrar, pero no iba a tener forma de disimularlo. Cogí la toalla que había humedecido y me presioné con cuidado el golpe con la esperanza de que no se pusiera muy morado. Suspiré resignada.
Todo había sido por una estúpida sonrisa. Cuando finalizó el entrenamiento, Josh y Tania se pasaron para hablar con Jake. Sólo había cruzado una mirada rápida con Josh, pero no pude evitar la sonrisa que se dibujó en mi rostro. No habría sido tan malo si él no hubiese respondido a mi sonrisa, pero lo hizo. Eso fue suficiente para que Tania comprendiese que pasaba algo y en lugar de acompañar a los muchachos en su reunión decidió seguirme a mi cuarto. Nada más entrar me había acorralado para que le contase qué estaba pasando. En un ataque de frustración por mis continuas evasiones a sus preguntas me lanzó una patada a la cara cortándome en la ceja con una de las hebillas que decoraba sus sandalias.
Debía de estar más atenta con Tania. Si bien, Josh y yo no habíamos puesto nombre a nuestra relación, lo que sí tenía claro era que a Josh no le interesaba contarlo a los cuatro vientos. No me molestaba, lo entendía. Era muy probable que Maggie y Eliot lo aceptasen sin decir nada, eran tan correctos que nunca harían nada que pudiese molestar a Josh aunque estuvieran en desacuerdo. El problema eran las personas como Tania y Gregory, ellos sí que podían acarrear problemas serios. Por otro lado yo tampoco me veía preparada para poner nombre a nuestra relación. Prefería limitarme a disfrutarla sin pensar mucho a dónde nos llevaría.
Habían pasado unos días después de mi cena con Josh y nuestra relación había cambiado por completo. Ya no discutíamos, claro que tampoco hablábamos tanto. Desde que Sussie había despertado Josh prácticamente no aparecía por la casa, así que mis encuentros con él habían sido algo esporádicos y muy intensos. Exactamente tres, y en todos nuestros cuerpos acabaron pegados como si fuéramos un par de imanes. Era como si no pudiésemos estar separados, en cuanto nuestra distancia se reducía a medio metro nuestros cuerpos se enlazaban. Aun así nunca habíamos llegado a nada más que besos y caricias. Pero era debido a que siempre se habían dado cuando había gente en la casa. Era consciente de que si no fuese por ese detalle nuestra relación habría dado un paso más.
Por las noches le oía llegar y cómo se quedaba un rato vagando por la casa antes de marcharse a su cuarto. Sabía que lo hacía con la esperanza de que saliese a recibirle. Y tenía que refrenarme para no hacerlo, porque lo deseaba. Cada vez que Josh me besaba y abrazaba perdía por completo el uso de la razón sumergiéndome en él y sin poder contener la avalancha de sentimientos que me surgían. Esos sentimientos me asustaban, pero no eran lo único que me frenaban en mi cuarto. Josh me había pedido que confiara en él y quería hacerlo. Es más, cuando estaba con él me sentía segura. Nunca me había sentido así y me daba miedo que no fuese real, que en cualquier momento pudiese desaparecer esa sensación. Por eso no me atrevía a seguir más adelante, porque sabía que en el momento que diese más estaría totalmente a merced de él.
—¿Así que te chocaste con la puerta? —me preguntó Jake mientras analizaba mi rostro. Había conseguido esquivarle durante todo el día para que no lo viese, hasta que Maggie me había traicionado y mientras me dejaba leyendo un artículo de por qué se formó El Consejo le llamó para comunicarle mi golpe. Me aferré a la mentira que les había dicho a Maggie y Eliot, lo último que necesitaba era que supiesen que Tania me había atacado y tuviese más problemas con ella. Desde hacía tiempo Tania había dejado de disimular lo mucho que me detestaba, pero sólo lo hacía cuando estábamos a solas.
—Sí —dije de forma inocente.
—Creo que no es necesario darle puntos.
—¿Sabes algo de Sussie? —pregunté cambiando de tema para que se olvidase del golpe.
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Sector 0: El despertar (libro 1)
Science FictionLa vida de Lena se hunde cuando es arrestada y condenada a veinte años de cárcel tras un robo. Sin poder ayudar a las personas más importantes de su vida, su familia, se resigna a cumplir su condena. Pero el destino tiene otros planes para ella y su...