Capítulo 33: Confesiones

3.7K 437 29
                                    

La cena empezó mal, pero no parecía que mejorase. Mientras cortábamos las verduras hicimos varios intentos de entablar una conversación y fueron un auténtico fracaso. No teníamos nada en común. Bueno, más que no tener nada en común, es que habíamos crecido en situaciones tan diferentes que no podíamos compartir nada. Las cosa que le gustaban a Josh no existían en el Sector 4 y lo poco que compartíamos, tecnología e informática, me encontraba tan desfasada en comparación con él que la conversación había muerto tras unos cuantos monosílabos por mi parte. A pesar de las clases de Aron, mi educación era mucho más pobre que la de Josh, conocía la mitad de las cosas de las que hablaba. Me sentía fuera de lugar, una sensación que no había tenido con él hasta ahora. Pero lo peor de todo, es que a él se le notaba incómodo y aburrido. Estaba siendo una cena horrible. ¿Cómo había podido imaginar que iba a salir bien? Nuestros mundos eran diferentes, además de ser una mala idea.

Tras otro silencio incómodo después de revelar de forma bochornosa que no conocía ninguno de los libros que me comentaba me aparté para dejar que Josh terminara de hacer la cena. Cogí el vaso de agua para calmar el nudo que se me había formado en el estómago y apaciguar el sofoco que sentía por culpa de los fuegos. Me quité la chaqueta para ver si se me pasaba un poco el calor mientras me abanicaba con la mano. El bolso hacía rato que lo había dejado en una silla para que no me molestara mientras ayudaba a Josh.

—Entonces... —dijo de repente Josh sin dejar de mover la comida—, si no tomáis vino, ¿qué toman los jóvenes en el Sector 4 para pasarlo bien? Porque existe el alcohol en el Sector 4, ¿no? —preguntó de forma burlona.

—Claro que existe el alcohol —dije poniendo los ojos en blanco—. Tomamos bier. Es un alcohol hecho con cereales, de color oscuro y bastante amargo. —Lo había tomado varias veces pero no me gustaba, además de que en seguida me subía a la cabeza—. Lo suelen preparar las bandas. Se toma sobre todo en los clubs que abren, pero también puedes encontrarlo en las tiendas.

Josh dejó la comida calentándose para girarse hacia mí. Cuando sus ojos recorrieron mi cuerpo sin disimulo el calor de mi cuerpo aumentó un grado más. En sus ojos no había desaprobación, había interés. Le gustaba lo que veía y eso, aunque me hizo enrojecer, también me hizo sentir bien. Cuando vio mi apuro me sonrío.

—Estás muy... guapa —dijo con un tono ronco. Se aclaró la garganta para continuar—: Así que en el Sector 4 tomáis cerveza. Aquí también se toma aunque no es muy normal, es más común en el Sector 3. —"¡Oh, mierda! Ya empezamos..." pensé. Era como si habláramos en idiomas diferentes. Pero en esta ocasión Josh continuó hablando sin darse cuenta de que no sabía de qué hablaba—. ¿Qué se hace en esos clubs?

—Mmmm. —Me quedé pensando, realmente no sabía muy bien qué se hacía. Mi adolescencia se basó en cuidar a mi familia y robar. Sólo había ido un par de veces a los clubs para recoger a mi hermano cuando había bebido más de la cuenta. Pero no era necesario que Josh supiese la poca vida social que había tenido, así que intenté recordar lo que vi en esas ocasiones—. No sé, bebemos, bailamos —dije encogiéndome de hombros.

—¿Bailáis? ¿Qué bailáis? ¿Bailes de salón? —En mi cabeza me imaginé a los chicos de las bandas con sus tatuajes y ropas tan poco elegantes bailando como había visto que lo hacían en la fiesta de Gregory y no pude evitar el ataque de risa. Josh me miraba entre intrigado y divertido.

—No, no —dije entre risas—. Eso no existe. Se puede decir que es un estilo más libre.

Josh me avasalló a preguntas sobre los clubs e insistió en que le enseñara el estilo libre de baile. Por suerte pude librarme de la vergonzosa situación alegando que sin la música era imposible.

En pocos segundos pasamos de una conversación basada en monosílabos a una charla agradable. Era cierto que no teníamos nada que ver el uno con el otro, pero nuestra curiosidad por saber más de dónde habíamos crecidos hizo que la conversación fluyera. Yo le hablé de los clubs, las comidas típicas del sector y las bandas. Él, de la universidad, las fiestas sociales y la natación. Este último tema me tenía fascinada.

Sector 0: El despertar (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora