Capítulo 38: Una ladrona del Sector 4

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Aunque la misión no había salido como planeamos lo cierto es que habíamos conseguido nuestro objetivo: Sussie estaba con nosotros.

Una vez en la furgoneta Sussie se había lanzado a los brazos de su hermano, que la abrazó con ternura. Eliot tuvo que obligarla a separarse para poder curar las heridas de las manos de Josh. Ahora Sussie le estaba avasallando a preguntas. Éste las contestaba con calma y relajado, con una paciencia infinita a pesar de que Eliot debía de estar haciéndole mucho daño con la cura.

Desde que había subido a la furgoneta no había podido dejar de observándoles con el estómago revuelto. Revuelto de felicidad porque Sussie estaba ahí con nosotros; revuelto de culpabilidad al ver el rostro y la manos de Josh magullados por nuestra huida; revuelto de miedo por sus últimas palabras; pero sobre todo, revuelto de tristeza porque la imagen me recordaba a mi hermano y a mí diez años atrás, cuando papá todavía vivía y Hugh... también.

—Toma. —Una mano con una gasa aparecieron delante de mí interrumpiendo la imagen de los hermanos. Miré al propietario. Alex sentado a mi lado parecía mucho más grande de lo que era ya de por sí debido al espacio reducido de la furgoneta. Cogí la gasa sin entender muy bien qué quería que hiciera con ella e intentando no cruzarme con sus ojos. Seguía sin acostumbrarme a ellos y, en general, a su aspecto amenazador—. Es para tu brazo —dijo señalándolo con un gesto.

Observé mi brazo donde la bonita chaqueta del traje se había rasgado. Una ligera mancha de sangre la había teñido. Me debía de haber cortado al caer sobre el amasijo de cristales.

—Gracias —murmuré con desgana por lo abatida que me sentía.

—Lo has hecho bien ahí dentro. —Alcé la vista al chico que seguía observándome de una forma escalofriante mientras masticaba un chicle tranquilamente. No me apetecía hablar, lo único que deseaba era ensimismarme en mis recuerdos, volver a los diez años y olvidarme de dónde estaba.

—Gracias —volví a decir sin mucha ilusión.

—Las noticias decían que eres ladrona.

Gruñí ante su comentario, no me hacía ninguna gracia que todo el mundo supiese mi vida. Una de la pocas cualidades que había visto de los ciudadanos del segundo sector es que eran tan correctos que por norma general no comentaban nada sobre lo que decían los noticiarios. Ni Eliot, ni Maggie, ni Jake habían hecho ningún comentario al respecto. En cambio, Alex, siempre que coincidíamos tenía que sacar el tema. Se quedó un rato masticando en silencio de forma pensativa.

—Una ladrona del cuarto sector —murmuró más para sí mismo que como si hablara conmigo. Noté cómo un dolor de cabeza se empezaba asentar. No me sentía con ánimo de entablar una conversación, y menos aún con él; un chico del segundo sector que había visto dos veces y que se moría de curiosidad por saber cómo era una persona del cuarto. Pues sentía decepcionarle, porque éramos normales y corrientes. Me intenté alejar todo lo que pude apretujándome contra la pared de la furgoneta dispuesta a ignorarle. Pero no me esperaba sus siguientes palabras que hicieron que me tensase—: Me sorprende que La OLIC no te haya eliminado. —Él seguía sin inmutarse examinándome con sus ojos vacíos y con el movimiento de mandíbula de arriba abajo que me estaba empezando a poner de los nervios—. ¿Por qué ha mantenido a una ladrona del Sector 4 en sus sedes? —Aguanté la respiración cuando hizo la pregunta. En el fondo era una pregunta que ya me había hecho, pero nunca había tenido el valor de hacerla en alto, porque sino pasaba lo que acababa de pasar, que se volvía una duda real. Pasado unos segundos se dibujó una mueca en sus labios, que deduje que era lo más parecido a una sonrisa que era capaz de realizar—. No te ofendas, no dudo que eres una ladrona de primera, pero son bastante elitistas.

—¿Son bastante elitistas? —dije como un robot.

—Sí, ya habrás notado que no les gusta mucho mezclarse con gente que no sea de su mismo sector. Por no hablar de gente del Sector 4. —Había dejado de mirarme para ponerse a limpiar una de sus armas.

—¿No eres de La OLIC?

—No —contestó continuando con su tarea.

—¿Y cómo...? Quiero decir, ¿qué haces...? —No fui capaz de terminar la frase porque había vuelto a levantar la vista hacía mí dejándome paralizada de miedo.

—¿Que qué hago aquí? —preguntó sin inmutarse. Afirmé con cuidado—. A veces me contratan para que les ayude con algunos trabajos. Ya sabes. —Se encogió de hombros—. Trabajos en los que prefieren no verse involucrados.

Volvió a su actividad como si sus palabras no hubiesen tenido ninguna importancia. ¿Qué trabajos? Una idea cruzó por mi mente.

—¿Matas? —pregunté en un susurro casi inaudible. Sus ojos volvieron a recorrerme poniéndome los pelos de puntas hasta que volvió esa mueca espeluznante a la boca.

—Sí, soy asesino profesional —dijo sin dejar de rumiar. No sé que cara debí poner porque aumentó su mueca—. No te preocupes, me caes bien. Tienes un par de huevos. Pero te aconsejo que estés alerta, me han contratado para eliminar a gente que sabía mucho menos que tú.

Le sonreí para demostrarle mi agradecimiento incapaz de decir nada. Se concentró en su tarea mientras yo volvía la vista al frente. Eliot se había puesto en el lugar de copiloto y hablaba ilusionado con Jake. Mientras, detrás de ellos, Josh sonreía a su hermana que le estaba contando una anécdota de la cárcel. Eran perfectos, habían conseguido formar una familia perfecta. Tenían todo lo que yo ansiaba. Deseaba formar parte de ella y lo había deseado durante toda mi preparación, por eso la pregunta estrella la había dejado apartada. "¿Por qué La OLIC ha mantenido a una ladrona del Sector 4?" volví a pensar. Dejé de observar la escena que tenía delante y miré a mi acompañante que seguía sin prestar atención al resto.

—¿De qué sector eres tú? —No sé por qué lo pregunté, fue como una corazonada.

—Vivo en el Sector 3, pero he crecido en el cuatro.

Mis ojos se deslizaron de nuevo a la imagen que tenía enfrente y luego volvieron a mi compañero de asiento que masticaba el chicle con la boca abierta sin importarle si hacía ruido o no. Eran dos mundos diferentes y no pude evitar sentir que yo estaba en el lado correcto, junto a ese chico grande y siniestro, pero que en el fondo pegaba más conmigo. Sentí de nuevo cómo el foso entre Josh y yo aumentaba pero además en esta ocasión no se encontraba solo en el otro lado, estaban todos ellos.

—¿Cómo puedo contactar contigo? —pregunté en voz baja. Me dio otro de sus repasos y deseé no haberle hecho la pregunta. Masticaba con arrogancia y me sentí como una mosca atrapada en una tela de araña a punto de ser devorada. No me gustaba Alex, es más, me daba miedo.

—¿Tienes teléfono? —Negué con la cabeza. Se agachó a buscar en su bolsa. Cuando se incorporó tenía un boli entre sus dedos, cogió mi brazo y escribió un número sobre él—. Llámame a este número.

—¿Tienes un bolígrafo? —pregunté sorprendida al ver el alargado trozo de plástico, ya no me acordaba la última vez que había visto uno. Probablemente cuando estuve en mi casa.

—Claro —dijo sin dejar de masticar y con la mueca en sus labios—, soy del Sector 4.

No pude evitar sonreírle con complicidad, a lo mejor Alex no era tan horrible como aparentaba.

El resto del viaje estuve memorizando el número, no sabía cuando iba a tener la oportunidad de tener un teléfono en mis manos.

Sector 0: El despertar (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora