Capítulo 40: Mala idea

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—¿Qué te pasa? —ronroneó en mi oído mientras me abrazaba por la espalda.

—Nada —murmuré mientras desmontaba mi arma para limpiarla y guardarla. Era el quinto nada que le decía durante la clase y sabía por el ligero gruñido que salió de su boca que no me creía.

—¿Tengo que acudir a mis métodos para hacerte hablar? —bromeó Josh dejando una hilera de besos en mi cuello que me hicieron estremecer.

—Estoy cansada y nerviosa. —Y era cierto. Desde mi charla con Sussie hacía dos días apenas pegaba ojo por los nervios. Pero esperaba que Josh pensase que mi insomnio era debido a mi presentación, que sería dentro de una semana. Su contestación me lo confirmó:

—Sigue como hasta ahora y todo saldrá bien —murmuró dejando mi cuello para pasar a mi clavícula. Así era imposible pensar.

—¿Cómo? ¿No siendo impetuosa? —pregunté con retintín mientras me deshacía de su abrazo y ponía cierta distancia entre nosotros con la excusa de guardar el arma. No sé me escapó la mueca de disgusto que hizo.

—¿Todavía sigues con eso? —se quejó—. No es algo malo es algo... bueno.

Le miré con cara de pocos amigos. Había buscado lo que significaba en internet y "persona que actúa de forma irreflexiva y precipitada" no me parecía una definición precisamente buena. Pero en ese momento no me importaba. Lo único que quería era que la conversación siguiese fluyendo y no darle tiempo para intimar, porque sino sabía que no tendría la suficiente fuerza de voluntad para frenarle.

—Ser irreflexivo no es bueno —continué.

—Depende —dijo acercándose de nuevo y cogiéndome con mimo por la cadera—. A veces haces cosas irreflexivas que me vuelven loco. ¿Esta noche te voy a ver?

No, esa noche no iba a ir a su habitación. Igual que no había ido la anterior ni la anterior.

—Tony está volviendo a tener pesadillas. Y creo que lo mejor es que me quedé con él —mentí volviendo a escaparme de su abrazo con la mayor sutileza que pude, que por cómo me miró me confirmó que no había tenido éxito. Así que decidí que lo mejor era poner punto y final a la conversación y hacer lo que llevaba haciendo los dos últimos días, huir de él—. Me tengo que marchar corriendo a prepararle la clase. —Le di un rápido beso en la boca de despedida y me marché de la sala sin mirar atrás.

Todo aquello era una bomba de relojería que en cualquier momento estallaría.

Josh había dejado de tragarse mis excusas y mis continuas evasivas. Por eso mismo se había pasado toda la clase de tiro con la misma pregunta: "¿Qué te pasa?". Debía de estar contenta, porque de alguna manera, Josh, en lugar de usar sus peculiares métodos para sonsacarme la información, había decidido ser paciente y preguntarme al respecto. Valoraba el cambio y el esfuerzo que estaba haciendo, aunque sabía que a partir de hoy se había acabado. Era cuestión de tiempo que usase alguna de sus "táctica" para descubrir qué me pasaba. Pero justamente yo necesitaba eso, tiempo. Tiempo para aclarar mis sentimientos, que eran como un huracán que no dejaban nada en pie —ni tampoco nada claro— y tiempo para solucionar lo de Sussie.

Sussie, como yo, se encontraba confinada en la casa por orden expresa de Josh hasta que su salud estuviera totalmente recuperada. Lo que en otro momento me hubiese hecho muchísima ilusión —compartir el mayor tiempo posible con mi mejor amiga—, esos día sólo hizo que me sintieses incómoda. Todavía no había tenido el valor de sacarla de su error sobre el sector al que pertenecía. Así que mi bomba seguía haciendo tic-tac a cada segundo que pasaba a la espera de que llegase el detonante. Porque sabía que al final se enteraría y entonces todo saltaría por los aires, o en el mejor de los casos, se enfadaría por no habérselo contado yo. Toda la situación me estaba poniendo de los nervios y a penas me dejaba dormir. Me pasaba todo el día mirando por las esquinas a la espera de que ya hubiese ocurrido.

Sector 0: El despertar (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora