Invitada Y No Asesinada《Diabolik Lovers》

Capítulo IV》"Modales"

Quito mis manos de la cintura y miro con furia a Laito.

—Primero que nada; no soy una perrita —Laito hace una expresión de dolor mientras sonríe—. Y segundo; si tu no te comiste mis galletas —digo refiriéndome a Reiji, quien me observa atento—, ¿quién fue?

—No lo sé —responde—. Pero sé que esa sopa se evaporará si la tienes más tiempo sobre el fuego —abro los ojos de par en par y apago la llama con rapidez, por suerte, la sopa está en buen estado. Suspiro sintiendome aliviada mientras rebusco una especia que sea de ayuda en la sopa, pues sigue faltándole algo. Estonces escucho una voz familiar y lejana a la vez, solo dirijo mi atención a ella.

—Nuestra invitada cocina muy bien, ¿no, Teddy? Espero que no descubra que yo le quité las galletas, de todas maneras Reiji estaba ahí, lo culpará a él y yo saldré impune. Es el mejor plan del mundo —ese, sin duda, es Kanato. La voz se escucha a unos cuantos metros de la cocina, por lo que debe estar en una habitación, o en el jardín.

—Reiji-san —lo llamo—, ¿podrías encargarte de la cocina? Creo que ya encontré al responsable de la desaparición de las galletas.

—Eres muy enredada, bitch-chan —hago una mueca y Laito entiende el mensaje, así que habla para corregir su error—. Digo... ¿cuál es tu nombre?

—Ai —responde Reiji, quitandome las palabras de la boca.

—¿Te  duele algo, Reiji? —pregunta Laito, ambos rodamos los ojos, él más sutil que yo, claro.

—Mi nombre es Ai, Ai Sumeragi.

—Ai-chan —dice con una sonrisa extraña.

—Tenemos la misma edad, grandísimo idiota —él abre la boca, asombrado; yo sonrío victoriosa—. Solo porque me llamaste perrita, me ayudarás a capturar a Kanato.

—¿Fue Kanato? —pregunta Reiji, asiento mientras salgo de la cocina.

—Bien, tu buscaras en las habitaciones colindantes a la cocina, yo iré al jardín. El que lo encuentra primero lo retiene, si lo dejas escapar no prepararé más comida durante mi estadía.

—Me estoy congelando por tus palabras, Ai-san...

—¡Pero rápido, idiota!

—Si señora —y nos separamos. Río por lo bajo, no conozco a estos chicos en absoluto, pero debo admitir que son graciosos, además, pese a que ellos tampoco me conocen muy bien, han accedido a todas mis peticiones, y no han discutido ninguna palabra que ha salido de mi boca, genial, ¿no? Es como tener a unos niños pequeños a mi cuidado...

Quizá Laito tenga razón y yo soy como una madre regañando a sus hijos...

Me pregunto si aún guardan luto por la tal Yui, y si eso se verá afectado con mi aparición.

Ya estoy fuera de la mansión, exactamente frente a donde la cocina se encuentra. Decidí que lo mejor era continuar caminando cerca de las murallas, para no ir demasiado lejos. Camino unos cuantos metros, hasta que vulvo a escuchar la voz de Kanato.

—Mira, Teddy. Esta galleta no tiene chispas de chocolate... me pregunto si a nuestra invitada se le olvidó ponerle —sigo la voz un poco más, y la vuelvo a escuchar, cada vez más cerca—. ¿Laito?

—Shhhh —¿Laito está encubriendo a Kanato?—. Escucha, el plan salió mal, ella sabe que tu tienes las galletas y te está buscando.

—¿Eh?~ ¡Pero si Teddy y yo no dejamos huellas! —se queja el chico. Ahora estoy más que segura: Kanato está "a la vuelta de la esquina".

—¡Shhhhh! Te digo que ya lo sabe, creo que te escuchó hablando con Teddy.

—Debí hacerle caso a Teddy y quedarme en silencio... ¿qué haremos?