Invitada Y No Asesinada《Diabolik Lovers》

XXI

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—¿Te gusta el vestido, Ai-chan? Lo preparé sólo para ti, es mi regalo de bodas.

—¡Es muy lindo! ¿Crees que le gustará?

—Creo que estará encantado de verte ir con ese vestido al altar. Soy su madre después de todo.

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—¡Mierda!

Abro los ojos lentamente y me incorporo como puedo. Estoy en mi habitación, y Kanato está dormido a mi lado. Ese grito no lo produje yo, estoy segura de eso.

Miro con atención la habitación, pero no encuentro a nadie. El sol está en lo alto, así que deben ser pasadas la una de la tarde.

Me levanto procurando no despertar al peli lila, entro al baño, y ahí me encuentro con una persona que está revisado mis... ¿Perfumes?

—¿Shu? —pregunto confundida, el mencionado me mira con sus perfectos ojos azules, que ahora están rojos, como si hubiese llorado— ¿Qué demonios haces en MI baño con MIS perfumes?

Perfumes...

—Hueles bien —responde sin más—. Quiero averiguar si con algo de tu perfume en mi almohada podré dormir bien.

—¿Qué mierda estás diciendo? —pregunto ruborizada, y bastante confundida y enfadada— Primero: ¿a quién le pediste permiso para entrar? Y segundo; ¿por qué quieres saber eso?

—Cuando estás cerca me siento tranquilo, relajado —alzo una ceja y apoyo mis manos en mi cintura—. Creo que es tu perfume el que me hace sentir así, y si pongo un poco de el en mi almohada podré dormir más relajado. Y, nadie me dio permiso para entrar.

—¿Y por qué entraste? —pregunto, él me mira molesto.

—¿Por qué duermes con Kanato?

—No respondas a una pregunta con otra pregunta —gruño con los ojos entrecerrados.

—De todos modos iba a entrar esta noche —dice Shu tranquilo, yo me quedo unos segundos en blanco.

¿Entrar ésta noche dice? No, no y mil veces no. Eso jamás, sobre mi cadáver quizá.

—No te quiero cerca de mis cosas —sentencio, él asiente y sale de mi baño sin responder—... ¿Qué te fumaste, Sakamaki Shu? —susurro y luego me miro al espejo.

Río por lo bajo al imaginar a Shu fumando. Realmente mi cabeza no anda bien.

[...]

—¿Por qué tienes los ojos rojos? —me pregunta Reiji a Shu, quien pasa olímpicamente de su pregunta.

—Quizá Shu quiso probar algo de droga —murmura Subaru llegando a la sala de estar, yo río por lo bajo y oculto mi rostro tras el libro que compré aquella vez que conocí a Kira.

—Lo que faltaba —murmura Reiji—; un drogadicto en la familia.

Reiji si que se toma en serio su roll aquí en casa.