Invitada Y No Asesinada《Diabolik Lovers》

XVIII

—¿Y bien? —pregunta la joven rubia, también ofreciendo su mano para que la tome.

Si no fuera porque estoy temblando, podría jurar que la he visto antes en algún lugar, pero ahora que mi cabeza es un lío y no puedo pensar con claridad, no puedo asegurar nada.

Miro mi mano derecha que se encuentra tiritando y asiento, cogiendo la mano de la rubia, quien enseguida la toma y me guía hacia algún lugar, seguida de la peli celeste.

La piel de la joven es suave y cálida, como si se tratara de una cobija de bebé.

Nos detenemos frente a una gigante puerta dorada, que me recuerda a la de los Sakamaki. Abro los ojos de par en par al ver que detrás de ella, se encuentran pequeñas cajas de cristal con un video en reproducción. Podría jurar que son  los recuerdos plasmados en mi memoria.

La joven rubia suelta mi mano, y la sensación de estar vacía de pronto me invade. Es idéntica a la que tuve hace unos días, cuando no tenía nada ordenando en mi cerebro.

La peli celeste dibuja algo con su dedo índice sobre el vacío, y en menos de un segundo dos cajas de cristal aparecen en frente de mí, flotando como si nada. Como si fuese lo más normal del mundo.

Nada es normal en éste mundo. No debería ser una novedad.

—Este es tu palacio mental —explicó la peli celeste sin una emoción en concreto—. Mi nombre es Isa, pero mis creaciones me llaman "Isa Isa" —abrí los ojos sorprendida, pero no pude articular ninguna palabra—. Ella es Yui.

Una de las cajas frente a mí se movió inquieta, y de ella se podían apreciar escenas en donde yo veía el cuerpo de Yui en un ataúd de cristal. Recordé ese momento con nostalgia; había sido el último día que había visto a Shin tal y como era.

—Yui quiere hablar con los Sakamaki, pero sin ti no puedo, porque tú eres...

—Una bruja —completa Yui inexpresiva. Mi corazón se detiene y juro que me desmayare en breve—. Eres única entre todas las especies. Ni siquiera el rey demonio podría imitarte, y ese es el principal problema.

Sí, claro.

—Si nadie puede ayudarte por ser débil —murmura la peli celeste caminando, y por alguna razón si largo cabello flota por más tiempo que lo haría en la realidad—, tú serás la única que pueda luchar.

—Tus poderes son demasiado fuertes. Ahora mismo tus emociones son las que te manejan. Es decir, si dejas que una emoción en concreto se apodere de tu cuerpo...

—Serás una sola con esa emoción —completa Isa, haciendo que Yui asienta—. Pese a que ella y yo somos fuertes y vivimos dentro de ti, no podemos impedir que un sentimiento crezca. Los sentimientos son un arma de doble filo, Ai. Si tienes mucho de una emoción, te negarás a las demás. Si tienes muy poco de ellas, dejarás de ser humana.

—Tienes que lograr un balance entre ambas cosas —acota Yui casada—. Yo no lo logré, y heme aquí. Muerta, un alma en pena que no puede abandonar éste mundo porque aún no logra su principal objetivo.

—Si tú mueres, la existencia humana se verá desprotegida, y podría estallar una guerra entre los oscuros y tu especie.

—Aunque nunca lo hayas notado, tu sola presencia trae paz. Por desgracia, sólo algunas personas pueden sentirlo.

¿Qué es este sentimiento?

—Tu hermana Akira está metida en problemas.

Mi corazón se detuvo al escuchar ese nombre. Yui e Isa suspiran molestas, puedo notar que mi incomodidad se puede ver hasta con los ojos cerrados.