Capítulo II》"KarlHeinz"

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—Claro —responde—, pero creo que deberías descansar... un poco.

Asiento dejándome caer en el colchón.

—Señor —susurro—... ¿dónde estamos? ¿Cómo me ha salvado?

—Mi hermano, Karla, me había enviado cerca de la mansión cuando ésta comenzó a incendiarse. No pretendía entrar allí, pero escuché un fuerte grito pidiendo ayuda y sin pensarlo entré. La segunda planta no estaba tan dañada, y ahí, cerca de las escaleras, te encontré desmayada. Te saqué del lugar como pude y esperé que los bomberos llegaran para traerte hasta aquí. Estás en mi casa, mi hermano no sabe de su existencia, y tampoco sabe que te salvé, así que espero que no lo menciones con nadie.

No podría hacerlo, aunque quisiera.

—No hay problema, señor. Estoy realmente agradecida de que me haya rescatado, creí que nadie me escucharía, ya sabe, la mansión está ubicada algo lejos de todos los pueblos y cuidades cercanas —Shin asiente y se levanta de la cama, abre la puerta, pero antes de salir, me mira de forma extraña nuevamente. No es una mirada amenazante, ni tampoco enamorada, mucho menos una triste, era una mirada... comprensiva, quizá.

—Me gustaría conocerte mejor mañana, antes de llevarte a la mansión —asiento antes de verlo desaparecer.

Estoy cansada, no me duele el cuerpo, pero si siento un fuerte dolor en el pecho, como si lo estubieran aplastando hasta el punto de casi reventarlo.

[...]

—Ai-chan, despierta... —abro los ojos lentamente, los párpados me pesan. Encuentro el rostro de Shin muy cerca del mío y, sin mi permiso, mis mejillas enrojesen un poco, siento la sangre acomulandose en ese lugar.

—Señor... ¿qué hora es?

—Aún es temprano, Ai-chan. Ven, bajemos a comer, no lo has hecho en mucho tiempo.

Asiento levantándome y caminando hacia la puerta.

—Será... un gusto.

—Ai-chan, tu ropa es un asco —miro mi atuendo, es cierto. Está manchado y roto, además de impregnado a humo—. Tengo algo lindo preparado para ti en el cuarto de baño, ¿te parece bien si antes de comer te das una ducha?

Quedo unos segundos en coma, pensando si eso está correcto, pero no soporto mucho el olor que desprende mi ropa y cabello y acepto, desconfiada, claro está.

—Seguro...

Shin me lleva fuera de la habitación, toma mi mano con delicadeza e va delante de mi. Se detiene frente a una puerta y la abre, dentro del gran lugar hay una ducha y un vestido como los que mamá usaba colgado en la pared

—Te esperaré cerca, llámame una vez estés lista.

Asiento y entro en el lugar, Shin cierra la puerta con delicadeza y yo le pongo seguro, escucho una pequeña risita del otro lado. Me quito la ropa y me doy una ducha, no dejo de mirar la puerta y mi cerebro solo me da ideas de cómo proteger mi dignidad si ésta es abierta por mi salvador, o eso creo. Al terminar, me visto y salgo del cuarto.

—Señor Shin —murmuro—... eh... ¡señor Shin! —Shin aparece de la nada frente a mi y toma mi mano nuevamente. Bajamos unas cuántas escaleras hasta tocar el suelo, hay unas grandes ventanas, pero todo lo que se ve son las hojas de los árboles verdes.

Shin me guía hasta una mesa repleta de comida, más que nada carne. Me sienta junto a él y me mira con una sonrisa. Me siento extraña en esta posición, más por la pequeña escena de anoche.

—Come todo lo que quieras, con confianza.

Asiento y tomo una pequeña porción de arroz para luego comerla.

Invitada Y No Asesinada《Diabolik Lovers》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora