Capítulo 6

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El timbre de clase sonó con fuerza y agradecí desde el fondo de mi ser qur aquello sucediera. Odiaba matemáticas y por si guera poco me levanté pronto para no tener que encontrarme con Logan aunque era consciente de que eso resultaba imposible, teniendo en cuenta que viviamos en la misma  casa.
- Bueno chicos, me despido de vosotros con todo corazón...
Fruncí el ceño el profesor Erick había estado más feliz de lo normal.
- ¿De qué está hablando?- pregunté a Peach que estaba al lado de mi pupitre.
- ¡Calla!- dijo concentrada.
- Al fin me jubilo, espero que acabeís el curso aunque muchos sabemos que muy pocos lo haran.- sonreía.- ¡Nos vemos!
El señor alto de pelo canoso se dirigió en la puerta con una sonrisa en la boca de lado a lado de cada oreja.
- Vaya...- dije.
- ¿vamos?- preguntó  la rubia con la mochila preparada.
- ¿A qué vino eso?- dije mientras saliamos de clase y nos dirigiamos al comedor.
- ¿El qué?
- La despedida...
- Se despedía.
- ya...- dije frotandome el ojo.
- Por cierto... ¿no tienes curiosidad de saber quien va a ser el sustituto?- se detuvo acogiéndose de mis hombros.
Fingí pensarmelo.
- ¡No!- avancé.
- Eres una amargada.- se quejó Peach.- por cierto estás horrible.
Le dediqué una sonrisa breve.
- No he dormido...
- ¿Y eso?
- Pues...
- ¡Tú guarra!- la voz de Matt sonó por el comedor haciendo que todos dejaran de hablar y prestaran atención.
Ambas nos dimos la vuelta.
- Sí, Peach, eres una Guarra.
La rubia abrió los ojos como platos sin entender muy bien lo que sucedía.
- ¿Qué coño te pasa Matt?- dije algo mosqueada por el cansancio acomulado.
- Será mejor que te calles que te liaste con Logan y es tu hermanastro.
- ¿Qué pasa?- llegó alborotada Maggie.
(Otra amiga de la que aún no os he hablado).
Los tres nos mantuvimos callados, yo mirando al estúpido  de Matt con el ceño fruncido y Peach con la mano en la boca a punto de llorar.
- ¿Cómo pudiste liarte con mi hermano? A caso no tuviste suficiente con uno que querías tirarte a otro ¿no?
- Lo que haga Peach con su vida te tiene que dar igual... si tu cortaste con ella.- dije mosqueada.
- ¿Matt tío que coño te pasa?- dijo logan aún con el uniforme de fútbol americano.
- Está celoso como un gilipollas de que todos mojen menos él.- me entrometí sin nisiquiera mirar a la cara a Logan, en el fondo me moría de vergüenza.
- Asquerosa... quien querría liarse contigo si eres una mari...
Solté un puñetazo, el cual se hundió en su nariz, este se dió la vuelta, pero rápidamente volvió a mirarme con la nariz ensangrentada.
- Maldita zorra.- dijo dirigiéndose hacia mi.
- ¡Matt! No la toques.
La mano de Logan lo detuvo, ahora observaba su espalda, era un año más pequeño que yo, pero sin duda parecía ser más mayor.
- Logan...- susurré.
Él no dijo nada me agarró de la mano y salimos de entre la multitud dejando a Peach, Matt ,Maggie y al instituto entero  allí.
. . .

El parking del instituto nunca había sido un sitio tan incómodo para mi hasta aquel momento. Al fin estaba dentro del coche de mi hermanastro, cuando me prometí a mi misma que nunca iba a hacerlo.
Ahora había silencio, no sabía que decir y a juzgar por su inquieto y repetitivo moviento de pierna el también se sentía como yo.
- Gracias.- dije sin pensar muy bien.
Él frunció el ceño, y yo lo miré, la luz del atardecer iluminaba su rostro sucio de barro.
- De nada...
- Si no sacamos ese tema sería casi preferible.- confesé.
Él sonrío, tocándose su pelo liso con reflejos rubios.
-¿Qué te hace gracia?
Se encogió de hombros.
- Siempre la cagas...- confesó.
Agaché la cabeza, en cualquier otro momento hubiera comenzado una pelea absurda entre los dos, pero estaba demasiado avergonzada como para poder sacar mi carácter.
Suspiró.
- Bien... No lo sacaremos si no quieres.- apoyó su mano sobre mi pierna y sonrió.
Dí un bote y lo miré como una víctima miraría a su acosador, Logan retiró la mano y comenzó a reír.
¿Estaba utilizando sus dotes de ligón? Porque en aquel momento resultaba bastante efectivo...
Dejé de pensar.
- A decir verdad no recuerdo nada.- se hechó la mano a la cabeza.
- Yo tampoco...- susurré.
- Bueno podemos hacer que nada a pasado y ya está.
Le dediqué una breve mirada y con una medio sonrisa afirmé con la cabeza.
- Genial.
Él arrancó el coche dispuesto a llevarme a casa, apoyé la cabeza en el cabecero del asiento y miré por la ventanilla del coche.
¿De verdad quería fingir que nada había pasado?

De alumna a ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora