Una segunda oportunidad:

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¿Cómo podía perdonarse a sí misma?

Aquella era la pregunta que rondaba su mente los días posteriores a la recuperación de su memoria. Paula estaba devastada, la culpa sobre el horror que había cometido era inmensa. Al día siguiente había llamado a su doctor y le había contado todo, entre sollozos. Se sorprendió, sin embargo, que el hombre tomara la noticia con regocijo y optimismo, si ella se sentía tan enferma. De todos modos, le había prometido ir a verla pronto, en cuanto se desocupara.

Lo que no le había gustado nada al doctor Rush era el método que habían empleado sus tíos para que ella recuperara la memoria. Estaba muy enojado con ellos, porque habían quebrado la regla más importante que les asignara cuando Paula fue a vivir a su casa. Quería intercambiar unas cuantas palabras con aquel matrimonio. Especialmente hablaría con el señor Parker.

Con su tía, Paula habló muy poco de lo que había pasado, y con su tío nada. La hostilidad del hombre había llegado a extremos. Ni siquiera se sentaba frente a ella en las horas inevitables de las comidas en que tenían que verse la cara. Insistía en que su esposa le sirviera la cena en la habitación. Sin embargo, Paula no estaba ofendida. Comprendía su actitud y hasta la esperaba. Aunque, según su opinión, hubiera preferido que el hombre le tuviera un poco más de respeto. Sin embargo, siempre se contenía al pensar en ello: ¿ella merecía ese respeto después de lo que había hecho?

La señora Parker había sido muy diferente, sospechó de inmediato que algo había cambiado en su sobrina. Estaba muy triste, callada y no creía que fuera por lo que había pasado entre ella y su marido. Tuvo la intuición de que algo había recordado y quiso saberlo, pero al preguntarle a su sobrina esta evadió el tema. Sin embargo, la mujer no se rindió fácilmente y consiguió que al menos lo admitiera, unos días después. Se encontró con una pared, Paula no quería hablar... no con ella al menos.

Los primeros días de la "recuperación", tan cacareada de su médico, Paula la pasó muy mal. No podía retirar de su mente el recuerdo de su bebé... de su esposo... y seguía con la horripilante duda de si realmente había tenido razón. ¿Franco había tenido una aventura con su amiga o era cierta su versión? No podía descubrirlo y no creía que nadie, aparte de ellos dos, lo supiera. Erika jamás se lo diría.

Le había preguntado al doctor Rush por su vieja amiga, pero el hombre poco sabía de lo que había sido de aquella mujer luego del juicio. En donde había asistido, confundida primero y sin poder dar crédito a la acusación que cayó sobre Paula, luego perturbada al conocer los detalles, y por último con un ataque de histeria al comprender mejor la verdad y el horror cometido por su amiga. El hombre le recomendó que no la buscara, al menos por ahora, y sólo la confrontara cuando estuviera preparada y ella quisiera recibirla.

La joven se sentía sucia y algo enferma, se alejaba de los demás todo el tiempo temerosa de repetir, en un ataque de ira, lo cometido en su pasado. ¿Y si algún vez se enojaba con tía Parker o con Daiana? ¿Qué pasaría? ¿Las atacaría también? No había querido recibir a su amiga, a pesar de que la fue a ver dos veces en esa primera larga semana. Tener miedo de sí misma era peor y más destructivo que todo el miedo que había tenido por las cosas, supuestamente paranormales, que pasaban a su alrededor y que ahora tenía la certeza que sólo eran producto de una mente trastornada. La suya...

La vieja y enorme casa ahora le parecía inofensiva. Demasiado gris, demasiado abandonada, demasiado "normal". Sólo los niños del pueblo podrían asustarse de ella. Comprendió sus infundados miedos y sintió vergüenza. Con razón Daiana no había creído nada. Esas cosas no existían en la vida real. La casa con sus oscuros rincones y sus ruidos nocturnos ya no le quitaba el sueño. No volvió a sentir pasitos, ni el llanto de ningún niño, ni vio ese espectro oscuro. Todo parecía haberse esfumado al aparecer la verdad en su mente. No obstate... ¿qué era más aterrador que la verdad misma?

PasitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora