Contenido y lenguaje sexual.
Me sostuve con la punta de los dedos y tome impulso para aventarme. Caí con mis piernas en el césped seco, me hinque para recuperar el aliento y para que nadie me viera. Lentamente me levante, observando por la ventana a mi madre planchando y a mi padre tocando la guitarra. Agachada me aleje de la casa, dirigiéndome a la casa de mi hermanastro Sebastián, que se encontraba a dos cuadras de la nuestra.
A lo lejos pude ver a Sebastián en el porche de su casa, podía apostar que estaba bebiendo bourbon. Mi madre se había casado con John, el padre de Sebastián cuando yo era muy pequeña, John para mí era un padre. Por otra parte no conocí a Sebastián hasta muchos años después cuando se mudó a White Pine Bay.
Me alise el bonito vestido que había guardado para esta ocasión.
-Hola, -murmure parándome en el primer escalón del porche, Sebastián levanto la vista un poco asustado, ya que leía un libro. Coloque las manos detrás de mi espalda y le sonreí.
-Leylani, ¿Qué haces aquí? –cerró el libro y lo puso sobre sus piernas. Me encogí de hombros un poco avergonzada.
-Quería preguntarte algo. –lo mire a los ojos, el me hizo señas de que me sentara en la silla frente a él.
-Dispara, pequeña. –dijo sonriéndome, tome aire y cerré los ojos.
-Quiero aprender de sexo. –dije rápidamente aun con los ojos cerrados, sentí como mis mejillas se calentaron por el sonrojo. Después oí como algo caía al suelo, abrí los ojos asustada para encontrarme a Sebastián parado delante de mí viéndome como si no me conociera. Agache la vista para observar el libro en el piso, me mordí el labio y comencé a negar con la cabeza. ¡Dios qué vergüenza!
-¿por qué? –susurro luego de un rato, alce la vista y me encogí de hombros. –Dime, tiene que existir una razón para que vengas a preguntarme sobre sexo. –se cruzó de brazos viéndome completamente serio.
Me levante y me aleje unos pasos de él, dándole la espalda.
Existe una suave manera de explicarle a tu hermanastro que quieres dormir con él, porque ya no quieres ser virgen, si hay alguna que alguien me lo diga.
-¿Hay un chico? –su voz se escuchó de pronto muy cerca de mí, mire sobre mi hombro para encontrarlo solo a unos pasos detrás mí. Asentí con la cabeza, mire de reojo que se pasó una mano por el pelo. –wow, -la sorpresa en su voz, me desconcertó. Me gire para quedar frente a él.
-¿Por qué te sorprendes?, -dije cruzándome de brazos yo también. -¿Te sorprende que le guste a un chico?
Él alzo las cejas sorprendido para después negar con la cabeza sonriendo.
-Leylani, vienes a mi casa luciendo como una pequeña muñeca, diciendo que quieres aprender del sexo, -se acercó lentamente hasta mí, hasta que su aliento roso mi rostro.
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Fantasies | sebastian stan | one shots|
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