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The boy next door. #4

The boy next door.

Debby Julis

Le sonreí cuando lo vi. Estaba por terminar de llegar a mi piso, con la mochila sobre mi espalda y los zapatos matándome cuando lo vi. Recargado sobre la puerta de su apartamento, mentiría si dijera que él me sonrió de vuelta, pero Bucky no podía quitar sus ojos de mí.

Juguete con las llaves de mi apartamento en las manos cuando me pare frente a él. Sus ojos me recorrieron entera, y es que así era él. Le gustaba saber que yo estaba bien. Porqué desde ese horrible accidente que paso hacia un mes, Bucky no me había dejado sola.

-No estabas cuando fui por ti. –su voz, hermosa pero a la vez decadente, me entro por los oídos. Me encogí de hombros, sin borrar la sonrisa de mi rostro.

-Fuimos a tomar un helado, Bucky. –sus ojos se entornaron y me arrepentí de haber soltado esa información.

-¿fuimos? –se separó de la puerta y dio un paso a mí. -¿Quién iba contigo?

Aire. Necesitaba aire en mis pulmones cuando Bucky se comportaba así, era muy difícil respirar. Sobreprotector. Él era un maniático sobre mi protección.

Dio un paso más cerca de él, la expresión de su rostro vacilo un momento y sus brazos cayeron a sus costados, sus manos se volvieron puños en segundos.

-Bucky, no... -alcé mi mano para acariciar su mejilla, pero antes de poder tocarlo se alejó. Mi mano cayo vacía sin su toque. Aleje mi vista y la concentre a la pared del fondo del pasillo. –Nos vemos luego, Buck.

Le di la espalda y entre en mi hogar. Cerré los ojos y controle mi respiración, no podía llorar cada vez que hablara con él. Era muy difícil mantener mis sentimientos solo para mí, y sus desplantes solo me causaban más dolor. La mochila cayó al piso y arrastrando los pies me dirigí a mi habitación.

Me trague el grito que estuve a punto de soltar al verlo parado en mi habitación frente a la ventada. Por lo que había investigado de él después del accidente, fue un soldado en la guerra y mejor amigo del capitán américa, se había dado por muerto en una de las misiones al tratar de capturar al líder de Hydra, pero había sobrevivido y experimentaron con él volviéndolo un arma, un asesino maestro de Hydra por más de 20 años. Pero fue hace poco cuando Bucky huyo, después de la pelea con el capitán y la caída de Hydra, el buscó su camino lejos de todo ese mundo, por eso está aquí en un pueblo apartado de la civilización. Y todavía se me hacía extraño observarlo comportarse como un súper soldado y un hombre con muchos problemas.

-¡Bucky! –exclame sorprendida, él nunca había entrado en mi habitación y muchos menos por la ventana. Alcance a limpiar las lágrimas de mis mejillas pero estaba segura que él las vio o por lo menos se dio cuenta que estaba llorando.

No dijo una palabra, solo se quedó parado, observándome, y era en estos momentos cuando me entraba la duda, y tal vez el miedo hacia él. Camine lento hasta mi cama y me senté, esperando por una reacción de Bucky.

-Ayúdame. – angustia y puro dolor, detecte en su voz. Su expresión era incierta como si estuviera perdido.

-¿Qué sucede? –me olvide por completo de lo sucedido antes y me coloque frente a él, deseosa de envolver mis brazos a su alrededor. Sus ojos perdidos miraban directamente a los míos, me sentía tan pequeña frente a él, pero no tenía miedo, no podía tener miedo de esta persona tan importante para mí. Ojos recorrieron toda mi cara hasta posarse en mis labios, di un paso más cerca y él volvió a mirarme a los ojos.

-Puedes confiar en mí. –susurre tratando de calmarlo. –Nos conocemos, somos como amigos y yo no te defraudaría nunca. –sus ojos se cerraron.