BLOODLINE ; JUGHEAD JONES [1] ✅

Capítulo 7

CAPÍTULO 7

    En el momento en el que aparecieron mis padres para sacarme de clase supe que algo iba mal.

    ―Lo sabías, ¿verdad? Tú lo sabías ―fue lo primero que dijo mi madre.

    Tenía sus dedos alrededor de mi brazo y los apretaba con fuerza. Prácticamente me arrastró al pasillo sin parar de repetir aquella frase, pero yo no entendía a qué se refería. Al menos, hasta que vi a Cheryl. Un grupo de alumnos se arremolinaban en torno a nosotros. No paraban de preguntar si mi hermana había matado a Jason y otras tonterías. Miré a Cheryl en busca de una explicación, sin embargo, en ningún momento fijó sus ojos en mí.

    ―¡Eres una niñata egoísta! ―le gritó mamá a ella.

    Mi cabeza no terminaba de asimilar lo que estaba sucediendo. Por fin, Cheryl posó su mirada en mí. Movió sus labios sin emitir ningún sonido, o por lo menos no lo oí, para decir "Ya lo saben". ¿Qué sabían? ¿Por qué se suponía que yo era partícipe de eso? Y entonces chocó contra mí con la fuerza de una ola. No mucho tiempo atrás mi hermana me había confesado la verdad sobre el cuatro de julio, día en el que Jason no había muerto, sino que solo había fingido ahogarse para escapar a quién sabe dónde. Aquella se consideraba una información privilegiada y Cheryl no la había compartido hasta ahora por el pacto que había realizado con Jason pero, claro, ahora este ya no estaba con nosotros. La promesa tan solo era aire. Por supuesto, era algo que había puesto furiosos a mis padres y por ese motivo habían venido a buscarnos. Alcé la cabeza, al fin consciente de lo que ocurría a mi alrededor, y hablé por mi hermana.

    ―Jason eligió fingir su muerte porque os odiaba ―dije alto y claro, a lo que todos los alumnos presentes respondieron con una exclamación de sorpresa―. Sabía que no le dejarías vivir feliz, ¡y mirad lo que tuvo que hacer! ―No sabía de dónde había salido toda esta osadía y decisión firme en contra de mis padres, tal y como hacía unas noches, aunque ahora que había empezado ya no lograría parar. Mi madre me observaba atónita; los estaba haciendo quedar en ridículo―. Vosotros sois los egoístas, no miráis más que por vuestro bien. ¡Yo también os odio!

    ―Blaze... ―susurró Cheryl preocupada por la reacción de nuestros progenitores.

    ―Ya es la segunda vez que me montas un numerito, Blaze Rose Blossom.

Puse los ojos en blanco, lo que debió de ser la gota que colma el vaso para mi madre. Para comenzar, su hija mayor le mentía acerca de la muerte del mellizo de esta, lo que le obligaba a tener que venir a recogernos al instituto. Después yo le chillaba en medio del pasillo, rodeadas de gente, y me reafirmaba en lo mucho que la odiaba. Supongo que aquella última y pequeña muestra de rebeldía acabó con su poca paciencia. Así pues, me dio con la mano abierta en la cara. Inmediatamente me llevé la mano a la mejilla dañada mientras entreabría los labios sin poder creerlo. Me acaba de pegar y, para mi mayor vergüenza, delante de todos mis compañeros. Al instante, ella se sintió culpable y empezó a pedirme disculpas, pero tanto el daño físico como el interno estaban hechos.