Capítulo 39

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CAPÍTULO 39

    Subir las escaleras a trompicones y con las luces apagadas era un tanto peligroso, pero no nos importaba demasiado. En aquel momento ni siquiera me importaba el hecho de que mi precioso vestido estuviera roto. Me era imposible controlar los latidos acelerados de mi corazón. Cuando llegamos a la habitación que Archie y Jughead compartían me fijé en que, al lado de la cama del pelirrojo, se encontraba un colchón. Me mordí el labio porque ¡Dios mío, estaba la cama de Archie al lado! Jughead se colocó detrás de mí pasando las manos alrededor de mi cintura y dejando pequeños besos en el cuello. A la mierda la cama de Archie.

    Iba a murmurar algo cuando recordé que esto no iba de hablar, de modo que me giré hacia Jug. El chico había tirado la chaqueta y su gorro al suelo. Deshice el nudo de su corbata con delicadeza, quitándosela poco a poco para luego echarla al suelo junto al resto de sus pertenencias. Tomé sus manos y tiré de él hasta que acabamos cayendo en el colchón, él sobre mí. Jughead rió contra mis labios mientras seguía el beso apasionado y deslizaba sus manos por mi cintura. Notaba su cuerpo presionarse contra mi cuerpo, lo que me incitaba a desear más. Mis manos terminaron en el final de su espalda dispuestas a explorar bajo su camisa, tocando cada centímetro de su piel por la pura necesidad del contacto. Jughead comenzó a desabrocharse los botones de la prenda, así que lo ayudé para ir más deprisa. Observé su torso desnudo como un espectador en una galería de arte admirando una bella obra. No pude hacer otra cosa que trazar un camino con dedos por cada mínimo detalle, subiendo y bajando, trazando curvas, mientras que Jughead presionaba sus labios cerca de mi mandíbula. Arqueé mi espalda, lo que Jug aprovechó para intentar bajar la cremallera de mi vestido. Sonreí al percatarme de que no lo conseguía. Lo ayudé en seguida tratando de aguantar mi risa. Pronto hubo una capa menos entre nosotros.

    ―Esas cremalleras son el infierno ―susurró.

    Esta vez fue Jug quien tuvo la posibilidad de explorar cada pequeño rincón de mi cuerpo, haciéndome sentir escalofríos placenteros. Sus labios bajaron hacia mis senos despacio, aunque yo lo que necesitaba era desenfreno. No quería pensar en nada en absoluto, solo disfrutar. Tal y como había hecho antes, tiré de la cinturilla de sus pantalones, pero en esta ocasión para presionarlo de que se deshiciese de ellos cuanto antes. No tardó en hacerlo, eliminando otra prenda que nos distanciaba. Mi respiración se estaba acelerando cada vez más y podía sentir la sangre bombeando en mis venas. Cada caricia, cada roce, por corto que fuera, me embriagaba de una sensación de felicidad completa. Era aquí donde quería estar. Era aquí y ahora.

    ―Uhm ―fue lo único que conseguí decir. Los besos intensos de Jughead me distraían―. Juggie, no quiero pequeños Jugheads correteando por ahí.

    Jug se separó un poco de mí. Apoyó su frente sobre la mía a la vez que su mano descansaba sobre mi mejilla.

    ―Tienes razón ―respondió con una sonrisa pícara―. Nos saldría muy caro en gorros.

    Chasqueé la lengua fingiendo no estar divertida con su comentario. Jughead se levantó para dirigirse a la mesilla. Extrañé su contacto a pesar de no estar mucho tiempo separados. Buscó en los cajones hasta que dio con un preservativo. Alcé las cejas, ya que no iba a dejar pasar mi oportunidad.

    ―Sabía que Archie y tú os queríais, pero no tanto.

    Jughead me silenció con un nuevo beso, quizá más cuidadoso pero todavía bastante pasional. Lo único que quería entonces era sentir que nada nos separaba, que estábamos unidos hasta en el mayor nivel posible. Estábamos juntos en esto, en nuestro desastre.

    ―Sé que dijimos nada de hablar ―solté de imprevisto―. Pero en algún momento tendremos que hacerlo.

    Jughead asintió consciente de que la conversación tendría lugar pronto.

    ―Pero ahora mismo solo quería que supieras que te quiero ―proseguí. Mi pecho subía y bajaba por los nervios y la excitación―. Demonios, Jughead, creo que te amo.

    Por unos segundos Jug no reaccionó, lo que verdaderamente me asustó. Había sido demasiado para él, pensé desesperada. Sin embargo, pareció recuperarse y se aproximó con una lentitud frustrante. Su beso fue tierno e intenso, como la combinación de dos mundos. Jugueteé con su cabello mientras le seguía el beso y él trataba de desabrochar mi sujetador. Quitó el cierre y dejé que me lo sacara sintiéndome en absoluto expuesta. Sus caricias se hicieron más reales, como si ahora por fin lograra sentirlas al completo. Posó sus labios en mi frente con fuerza.

    ―Yo también, Blaze ―murmuró.

    Se alejó un poco para quitarse los calzoncillos y poder ponerse el preservativo. Vaya. La elocuencia no era lo mío y la situación no ayudaba en ese instante. Mi corazón latía descabellado, mi pecho subía y bajaba con rapidez. Era como si cada pequeña reacción de mi cuerpo hubiera sido multiplicada por cien. Jughead regresó y entrelazó nuestros dedos. Y me sentí bien, increíblemente bien, como si no necesitara no necesitara nada más en el Universo que Jughead. Me sentí bien cuando entró en mí, cuando su ritmo cambió de suave a más acelerado, cuando consiguió que liberara todas mis emociones y estrés y me sintiera viva como nunca, cuando llegamos al clímax y supe que probablemente sería una noche que siempre recordaría.

***

    Mi cabeza descansaba sobre el pecho de Jughead. Sus dedos se enredaban entre las hebras de mi cabello. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero semejaba una eternidad. Si así era, deseaba una eternidad a su lado.

    ―Siento haberte alejado de mi vida ―musitó él con todo apagado―. Fue un error, pero trataba de protegerte.

    ―Lo sé, Juggie.

    ―Tu hermano, Reggie, muchos alumnos... me hacen los típicos comentarios de burlas que me dan igual ―continuó. Me apretó contra él―. No podía soportar que te los hicieran a ti.

    ―Prefiero mil veces tener que soportar a esos idiotas que no tenerte en mi vida ―aseguré y se me quebró la voz.

    El móvil de Jughead sonó interrumpiendo nuestra charla. Nunca la acabaríamos, aunque ahora creía que estaba todo arreglado. A veces las cosas se arreglaban sin palabras y era extraño pero mágico. Bufé cuando Jug atendió la llamada y puso el altavoz.

    ―¿Sí?

    La voz de Archie fue lo primero que escuché. Había más gente al lado entre las que distinguí a Ronnie, Kevin y Betty. Todavía estaban en el baile, pues se oía la música retumbar.

    ―Jughead, ¿dónde estás? ―No me gustó la preocupación que denotaba Archie―. Han arrestado a tu padre.

    Jug se irguió rápidamente. Yo lo imité de forma más lenta.

    ―Lo han arrestado por el asesinato de Jason Blossom.

    Sí recordaría esta noche, pero quizá no debido a una memoria demasiado buena.



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BLOODLINE ; JUGHEAD JONES [1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora