Capítulo IX

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Un día que se habían suspendido las clases por motivos extra curriculares, Jonathan, Kakyoin y Jotaro estaban almorzando en la habitación de los dos primeros. El peliazul había cocinado para todos, dejando sumamente impresionado a Jotaro, quien comía con mucho entusiasmo.

—Me alegra que te haya gustado el almuerzo, Jotaro— comentó Jonathan.

—¿Bromeas? ¡está increíble —exclamó el de la gorra negra, dejando completamente de lado su faceta de apático —¡esto es lejos la mejor comida que he probado!

—Así que la mejor que has probado, ¿no?— preguntó Kakyoin a su novio, observándolo con evidentes celos ante su reacción por la comida de su amigo. — ya veremos quien cocina para ti —agregó, cruzándose de brazos, haciendo que a Jonathan se le escapara una pequeña risa.

—¿Estás celoso, Noriaki? —insinuó Jotaro.

—No —contestó el pelirrojo, apartando la vista de Jotaro.

—Si, claro —Jotaro no dejaba de reír —¿Sabes? Deberías pedirle consejos a Jonathan al respecto, así podrás mejorar tus recetas.

—¿Por qué no se los pides tú? —Kakyoin sentía como su ira aumentaba y con ello el color rojo de su rostro.

—Será mejor que los deje solos —dijo entre risas Jonathan.

—No, quédate —aseguró el de ojos violeta —Jotaro está disfrutando mucho tus platos —dirigió su vista a su novio — ¿por qué no te haces novio de Jonathan, Jotaro? ya que cocina TAN bien...

—Oh, vamos— Jotaro habló algo molesto —a veces hablas por hablar, Noriaki  —dicho esto le robó un beso en los labios —¿Crees qué haría esto con Jonathan? —acarició el rostro ajeno. —Sin ofender, Jojo.

—No te preocupes —el peliazul solo podía observar divertido aquella escena.

—¿Me crees ahora? —preguntó Jotaro a su celoso novio.

—Eres pésimo, Kujo —Kakyoin intentaba esconder su sonrojado rostro en el pecho del más alto.

—Aun así me amas —dijo Jotaro, sonriendo ampliamente y luego besando a su pelirrojo.

—Chicos... —Jonathan interrumpió su amorosa escena, haciéndoles entender que lo estaban incomodando un poco.

—Disculpa, Jojo —agregó Kakyoin. —Iré a buscar el postre.

Una vez Kakyoin se levantó y retiró los platos de la mesa, Jonathan decidió preguntarle un par de cosas a Jotaro respecto a Dio. Lo conocían más que él (en tanto llevaban más tiempo en la universidad), quizá el de cabello negro le podría dar pistas sobre la extraña actitud de su acosador personal.

—¿Jotaro?— buscó llamar la atención de su compañero. —¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro, dime.

—Yo...— el peliazul jugó con sus dedos— Quiero... quiero saber de Dio —habló en voz baja —¿qué es lo que realmente hay que temer de él? ¿qué hace exactamente?

—¿Por qué quieres saber eso? —preguntó algo extrañado el contrario.

—Yo... bueno... —Jonathan comenzaba a ponerse nervioso —s-sólo me entró la curiosidad, es todo. ¿Podrías decirme?

—La verdad no sé mucho más —comentó el de gorra. —Tengo entendido que es el jefe de su pandilla y por ende quien mueve los hilos ahí. He escuchado que hacen golpizas a gente por dinero y esa clase de cosas, todos movidos por Dio. Si él les ordena algo, los demás cumplen sin chistar, por lo tanto, si te llevas mal con Dio, probablemente tengas que ser muy cuidadoso.

Cuestión de Orgullo (JJBA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora