Cuestión de Orgullo (JJBA)

Capítulo XLI

Por otro lado, el pelirrojo se encontraba estudiando en la biblioteca cuando decidió que era hora de volver a la habitación. Había visto muy deprimido últimamente a Jonathan, y decidió ir a acompañarlo. Iba escuchando música por lo tanto no se daba cuenta de lo que pasaba alrededor. Sin más abrió la puerta de la habitación y vio una escena muy sugerente.

—¡AAAAAAAAAAAH! —se cubrió los ojos de inmediato.

Ambos se separaron de inmediato. Jonathan se apresuró a decir:

—¡K-KAKYOIN! —estaba muerto de la vergüenza —¡SAL, POR FAVOR!

El mencionado aún con sus manos en los ojos comenzó a reír.

—Y yo que venía a acompañarte porque estabas deprimido, pero veo que estas en buena compañía. Avísame a que hora vuelvo, ¿si? —dicho esto salió, pensando que quizá finalmente se habían reconciliado y habían vuelto y eso lo hacía feliz.

Dio comenzó a reír al ver a Jonathan tan rojo.

—N-no te rías —dijo el ojiazul con falso enfado.

—Debiste avisarle que estabas ocupado —lo abrazó —¿Quieres detenerte?

—No —Jonathan niega con la cabeza —estamos a mano ahora con Kakyoin. Una vez él también estaba en una escenita similar con Jotaro. Mejor que no se queje.

—Es cierto —Dio le sonrió a su novio y posteriormente se dispuso a seguir lo que habían dejado pendiente.

(...)

Kakyoin entonces fue a la habitación de Jotaro y golpeó. El mayor abrió la puerta y vio a su novio con cara de horror.

—¿Qué pasó, Noriaki?

—Creo que Jonathan y Dio ya se reconciliaron.

—¿Por qué lo dices? —preguntó, incrédulo.

— Estaban... ¡Tu sabes! estaban en la habitación...

—Oh... —Jotaro rió —no pudieron aguantar —sonrió de lado —ven, pasa.

—Me di cuenta —miró a su novio indiferente mientras se adentraba en el cuarto —tu no viste la escenita. Fue traumatizante.

—¿Por qué?

—¡Porque estaban en pleno acto! vi todo.

—Pfft... —el pelinegro rió escandalosamente al ver a su novio tan afectado —es la venganza, la venganza de Jonathan —explicó.

—Nosotros sólo nos estábamos besando esa vez—se cruzó de brazos.

—¿Oh? ¿Y quién dijo que no pasaba a mayores, eh? —el contrario alzó una ceja.

—No me molestes —el pelirrojo se cruzó de brazos, luego vio que Jotaro tenía sus libros en el escritorio —¿Estás estudiando?

—Sí, tengo examen mañana.

—Entonces me iré a dar una vuelta, no pienso volver a la habitación, y ya estuve mucho rato en la biblioteca.

—No, no te vayas —lo detuvo el pelinegro— ¿Salgamos a comer? —ofreció.

—¿De verdad? —le sonrió el menor. Amaba comer.

—Soy una mierda cocinando y lo sabes, Noriaki.

—Deberías aprenderlo a Jonathan, cocina muy bien —sonrió —si quieres cocino algo yo.

—No, no, vayamos a comer —insistió Jotaro.

—Está bien, vamos tomó su mano y ambos salieron a cenar.

(...)

Ya cerca de las 8 p.m, y después de una merecida siesta, Dio y Jonathan cenaban en la habitación del peliazul.