Capítulo XXXVII

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Erina... ¿Qué haces aquí? ¿Por qué te apareces justo ahora? si hubieses venido cuando estuve hospitalizado, te podría haber contado todo ¡Quizá hubieras entendido! qué patético... ¿Cómo creer que me hubieses perdonado? ¿Acaso merezco perdón? ¿O lástima? ¡No lo sé!

¿Pero... por qué llegas justo ahora?

—¿Vas a dejarme pasar? —el tono de voz de la rubia no sonaba dulce como otras veces pues su corazón estaba roto.

Está enfadada pensó para si el peliazul.

—Claro —dijo Jonathan, abriendo más la puerta, dejando pasar así a Erina, quien entró sin más. Venía al parecer directo del aeropuerto, pues traía una maleta con ella.

—Te ves bien —comentó ella —supe que tuviste un accidente ¿es cierto?

Efectivamente Kakyoin le comentó. Jonathan asintió en silencio.

—Ya veo—dijo la rubia —¿sabes? Kakyoin me comentó que te habían golpeado —rió —y yo la muy estúpida estaba preocupada por ti.

Mierda... a Jonathan no le gustaba el rumbo que tomaba la conversación.

—¿Sabías que no dormí esa noche pensando en como estarías? ¿que viajé apenas me enteré de lo que te pasó? ¿y para qué? —sus ojos se cristalizaron, y con rabia dentro de su destrozado corazón añadió—¿cuándo pensabas contarme que tenías novio, eh?— comenzaba a alterarse  —¿cuánto tiempo más ibas a seguir engañándome? ¡¿cuánto, eh?! —exclamó.

Jonathan se quedó de piedra. Ya sabía todo. Y lo peor... es que nunca pudo decírselo a la cara.

—Erina... —habló al fin —y-yo...

—¿Qué? ¿lo vas a negar? ¿acaso no tienes los pantalones para decírmelo?

—I-Iba a decirte...

—Sí claro, ¿cuándo? ¿cuándo tuvieras una familia con ese imbécil? con tu "amigo" Dio.

—No hallaba la oportunidad ¡créeme! —Jonathan estaba desesperado.

—Eres un cobarde, Jonathan —iba a abofetearlo pero se controló. —por respeto a tu recuperación no te voy a golpear. Pero si te diré lo que te mereces —continuó —¿desde cuándo pasó todo esto?

—Y-yo... —quería llorar, se debatía si decirle que comenzó en la fiesta, mas no tenía el valor.

—¡HABLA YA, MALDITA SEA! ¡¿CUÁNDO?! ¿QUÉ FUE LO QUE HICE MAL PARA QUE ME TRAICIONARAS ASÍ?

—¡NO FUISTE TÚ, FUI YO! ¡Y OCURRIÓ EN LA FIESTA! ADEMÁS, CASI NUNCA NOS VEIAMOS, ERINA ¡NO PUDE EVITARLO, MIERDA!

Erina no podía creer lo que oía.

—¿Osea que desde el primer día de universidad estás con él? ¿Desde ese entonces me engañas?

—No, no es así —maldición, había perdido los estribos al momento de hablarle. Ni siquiera eso, le gritó de manera descortés a quién lo acompañó tanto tiempo. Era simplemente patético.

Los ojos de la chica estaban llenos de lágrimas.

—Cometí un error —continuó el peliazul. —ese día... —tomó aire, dispuesto a confesar todo lo ocurrido, como debió ser un principio —me emborraché y lo besé. Fue un accidente, yo no quería...

—Un accidente ¿huh?— interrumpió ella —¿por eso te andas besando con él en la clínica? ¿por accidente? ¿eso también fue un accidente?

—¡No, no es eso! —exclamó —¡ERINA, YO ME ENAMORÉ DE ÉL!

Ante la atónita mirada de su aun novia, Jonathan decidió hablar.

Cuestión de Orgullo (JJBA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora