Buscando Un Amor Olvidado. Corregida

Capitulo cuatro.

Lagunas

-Hola Garbancito, ¿Cómo estuvo tu día?- Magnus venía hacia mí desde su cuarto.

«¿Por qué demonios se de donde viene?»

-Eh... Bien, supongo... Encontré un gato, bueno, en realidad él me encontró a mi... Sus ojos se parecen a los tuyos.

«¿Por qué le cuento esto?»

-Alexander, no tienes idea de cómo amo y extraño tus sonrojos...- Su expresión pasó de sonriente a una mueca de preocupación, alivio y curiosidad.- Espera, ¿Dices que Presidente Miau está contigo?

-Si. ¿Es tuyo?

-Si... Maldito gato traicionero ¿Por qué está contigo?... ¿Será mi ancla? .- Lo último lo dijo en un susurro que apenas escuché.

-¿Qué es un ancla? Magnus, no entiendo nada, ¿Por que solo te veo en sueños? ¿Me estoy volviendo loco? - Pregunte entrando en desesperación.

-¡Claro que no Alec! Creo que se lo que está pasando... Pero no te lo puedo decir.

-¿¡Por qué no!?

-No te enojes conmigo Garbancito, literalmente no puedo decírtelo, cada vez que lo intento las palabras se estancan en mi garganta y tú... Desapareces... Creo que tendrás que averiguarlo tú solo, haré lo que pueda para darte pistas pero, no sé si pueda ser de mucha ayuda...- Pude notar como el brillo en sus ojos se extinguió poco a poco con cada palabra.

-Te prometo que voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para recuperarte.- Dije decidido, sin pensar, sin medir. No sé cuándo, pero me acerqué, tanto que nuestros labios se rozaron por un efímero segundo.

Yo lo pensé pero Magnus lo hizo, cortó esa mínima y desesperante distancia que existía entre nosotros y me beso.

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Isabelle estaba en su habitación durmiendo muy plácidamente hasta que Jace tocó a su puerta. La chica se levantó de mala gana, acomodo los ruleros rojos en su melena azabache y maldiciendo en susurros, lo encaró con una sonrisa forzada.

-Jace querido, ¿Quién demonios te crees para interrumpir mis sueños reparadores?

-Tu hermano. El único hombre capaz de hacer que el mismísimo ángel Raziel quiera estar en esta piel para tener esta hermosísima cara- Jace sonó igual de burlón y arrogante como solía ser de costumbre pero Isabelle lo conocía demasiado bien, algo le pasaba.

-Bien y ¿Qué necesitas qué es tan necesario a esta hora hermanito?

-Es sobre Alec.- El rubio lo dijo tan repentinamente serio que incluso asustó un poco a su hermana.

-¿Qué pasa con él?- Izzy de verdad odiaba que Jace no fuera directo.

-Ese es el problema, realmente no sé qué le pasa.- El rubio se veía frustrado.

-Ven. - La chica lo tomó de un brazo y lo llevó a sentarse en el borde de la cama.

-Lo siento, pero sé que algo anda mal y no saber que es me esta consumiendo... Siento un vacío que no es mío. Y no es sólo el quien lo nota, he tratado de pensar que es lo que busca, pero tengo... Lagunas. - Explico.

-Como si alguien te hubiera arrebatado recuerdos sobre alguien específico... Y a él le afecta más... ¡Quizás por eso soñaba con él!- Isabelle pensó en voz alta.

-¿De qué hablas Izzy?

-Hace un par de noches lo atrapé soñando... ¿Recuerdas que estuvo distraído todo el día?... Estoy segura de que mencionó su nombre. ¡Oh, ya sé, Magnus! Si, estoy segura de que dijo ese nombre... ¿Y si lo buscamos en la base de datos de La Clave?- Jace se paró con una mano extendida hacia su hermana en respuesta positiva y juntos salieron con paso decidido directo a la sala de archivos.

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-¡Nada! ¡Absolutamente nada! ¿Cómo es esto posible? ¡Si es parte del mundo de las sombras debería estar aquí!- Isabelle estaba cada vez más alterada, Clary y Simón, quienes se habían sumado a la búsqueda con la intención de aligerarla se miraron el uno al otro con sonrisas contenidas, la cazadora seguía en pijamas y con los ruleros puestos. Una imagen contrastante con la chica ruda que pelea contra espeluznantes demonios en tacones de 15cm.

-¿Crees que tus padres sepan algo? Cómo inquisidor es probable que tu padre tenga acceso a información que nosotros no, como clasificada o algo así ¿Verdad?- Clary, a pesar de sonreír estaba preocupada, cuando Jace les había contado sobre lo que sospechaban se dieron cuenta de que a ellos les pasaba lo mismo, las mismas lagunas, eso la tenía inquieta, le recordaba su vida antes de conocer su verdadera naturaleza, a su mundo, su novio, todo lo que tenia y amaba. Se sentía en peligro constante.

-Puede ser.- Izzy contestó sin restarle importancia al archivo en sus manos.

-¿Y que si no es del mundo de las sombras?- Pregunto la pelirroja.

-¿Un mundano?... No lo creo Clary, estás hablando de Alec.

-Cierto.- Susurro.

-Hablando de él...¿Dónde está?

-Durmiendo supongo... ¿Deberíamos despertarlo?

-No lo creo Izzy.- Respondió Simón.- Pero cuando despierte ¿Qué le dirán? Es decir, es Alec después de todo, dudo mucho que esto de meternos todos en su vida le agrade.

-Quizá, solo por esta vez, les deje ayudarme.- Para sorpresa de todos Alec fue quien contestó. Estaba sentado en una esquina sombría de la sala, acariciando al gato nuevo con una mano y al viejo con la otra. Simon recordó vagamente un anime que veía a los trece, no recordaba su nombre ni de que se trataba pero estaba seguro de que se veía igual al villano.

-Alec... ¿Desde cuándo estás ahí?- Preguntó el de anteojos dando un respingo, él, incluso con sus supersentidos de diurno, no había advertido su presencia hasta el momento.

-Desde que llegamos.- Respondió Jace adivinando las palabras de su Parabatai.

Alec asintió. -Escuchen, no se como, ni porqué, pero yo puedo verlo, comunicarme con él... No sé quién es o lo que quiere pero, de alguna manera siento que debo ayudarlo...- Alec les contó sobre sus sueños y lo que Magnus sospechaba sobre Presi como su ancla, obviamente omitiendo el final de su último sueño...