Prólogo

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Prólogo

Cansado, agotado. 

Así se sentía en aquellos momentos, pero no debía parar, no podía detenerse.

Se secó el sudor de su frente con su brazo mientras con la otra seguía recogiendo la cosecha del día.

«Trabajar, trabajar, trabajar...»

Se animaba pensando en eso. Aún le quedaba toda la jornada, ni siquiera había llegado la hora de la comida —la única del día— y ya estaba desfalleciendo. Tenía sed, hambre, sueño...

Sacudió la cabeza. No, no debía desear nada. Solo sería peor, eso servía para hacerse ilusiones imposibles de cumplir.

Mamá y papá le querían, pero no podían darle todo lo que quisiera. No tenían el dinero para dárselo, no como ellos.

Se permitió mirar el caserón que se alzaba a lo lejos, como recortada en el horizonte en uno de esos preciosos dibujos que a veces veía en las calles del pueblo o en la iglesia.

Quienes vivían ahí eran unos grandes señores a los que debía pleitesía, mamá y papá le habían inculcado que aquel hombre —que muy de vez en cuando veía en el campo cuando trabajaba— era peligroso, y que jamás se le ocurriera hablarle. Si se le acercaba, debía hacer una reverencia anunciando un cordial saludo y tenía que excusarse educadamente, saliendo de su alcance rápidamente.

También le habían dicho que nunca jamás se atreviese a entrar en aquella casa, tan grande y diferente a la suya. Estaba terminantemente prohibido.

—¡Crío! ¡Deja de vaguear! —un latigazo en su espalda hizo que sus pensamientos se disiparan, y miró al hombre de cabellos oscuros y orbes castaños que montaba un elegante corcel con el arma en mano.

—D-disculpe —recibió otro golpe en el brazo—. Lo siento —repitió, recordando que a aquel hombre, Alessio, no le gustaban los tartamudeos.

—¡A trabajar! ¡La cosecha no se recoge sola! —el animal que montaba relinchó al dar media vuelta, y espoleó al caballo, alejándose de su visión.

Miró su brazo con algo de indiferencia. La piel resaltaba el golpe en color rojo, como si quisiera decirle que dolía. Oh, claro que dolía, pero peores había pasado y su cuerpo entero podía reforzar su afirmación.

—Ahora tengo más calor... —el verano era inmisericorde, y la herida le ardía, haciendo que se hiciera más insoportable.

Suspiró. No podía hacer nada. Mamá y papá decían que nunca renegara o enfrentara a Alessio, y este le golpearía más si rechistaba.

Empezó a trabajar nuevamente, mientras seguía en sus reflexiones.

A sus siete años, tenía una naturaleza curiosa y siempre se preguntaba, ¿por qué?

Y tenía muchas cuestiones que empezaban de esa manera.

Por qué no podía defenderse, por qué no podía entrar en la casa grande, como él la llamaba, por qué papá tiene tanto miedo a ese hombre, por qué no se defiende de Alessio, por qué tenía que trabajar y, sobretodo, por qué le daban todo su esfuerzo a otra persona sin recibir nada a cambio.

Bueno, tenían lo básico. Un techo —si es que se le podía llamar así—, comida y agua. Pero él sabía que, con todo lo que trabajaban, deberían tener como diez veces más.

Podría ser un niño, pero no era tonto. Papá trabajaba el doble que él, mamá pasaba en la casa grande durante casi todo el día, y él ayudaba en lo que podía.

Entonces, ¿por qué no tenían una mejor calidad de vida?

Se lo había preguntado a sus padres, pero estos le miraron con lástima. Mamá echó a llorar mientras papá le abrazaba y le sacudía el cabello, diciéndole que algún día lo entendería.

Incluso notó agua salada salir de los ojos de su padre mientras murmuraba una disculpa que no entendió. ¿De qué se disculpaba? ¿Por qué?

—Ese idiota... —refunfuñó alguien a su lado, y miró de reojo a su mejor amigo con una sonrisa—. Si no fuera porque mi vieja me mataría, le arrancaría hasta el último pelo.

—Mucho trabajo no tendrías —rió. Todos sabían que, bajo el sombrero de paja que siempre acompañaba a Alessio, se escondía una calva que le avergonzaba—. ¿Te ha golpeado?

—No, pero mira como te ha dejado a ti —resopló ante su respuesta. Solía ser algo protector con él por ser un par de meses mayor. Le consideraba su hermano, eso sí—. Es un completo imbécil que no sabe meterse con los de su tamaño.

—No es nada, se curará —restó importancia, depositando lo recolectado en un cubo que poco a poco iba llenando.

Ese era el segundo, y cuando lo rellenara tenía que ir a por otro y dejar ese junto con lo demás recolectado.

—¿Cómo que nada? ¡Por poco te saca el brazo! —rodó los ojos ante la exageración.

—No hay nada que hacer, ¿qué más da? —le recordó—. No puedo quejarme.

—Lo sé, aún no entiendo por qué mi vieja no me deja darle unos cuantos golpes. Haría un favor a la humanidad —se quejó.

—Eso sí —rió—. Pero no hay nada que hacer, ya te lo he dicho.

Murmuró alguna maldición entre dientes, inentendible para él.

—¿Sabes que hoy dan una fiesta? —preguntó su amigo.

—¿En serio? ¿Habrá comida? —el chico asintió.

—Mucha, se ve que es una fiesta importante —se interesó por esa afirmación. No sería la primera vez que su amigo se colaba en las celebraciones, y le había insistido para que lo hiciera, acabando por convencerle. Aunque...—. Vamos, Giotto, no empieces a dudar.

—Pero es que mis...

—Tus viejos te lo han prohibido, lo sé —rodó los ojos, cansado de la misma excusa—. Pero no se van a enterar.

—¿Cómo estás tan seguro, G? —preguntó con una ceja arqueada.

—Yo no se lo diré —sonrió con autosuficiencia—. ¿Lo harás tú?

—Comprendo —le devolvió la sonrisa en un gesto cómplice—. Si nos pillan, toda la culpa es tuya, ¿está claro?

—Como el agua, rubio mandón —le dio una palmada amistosa en la espalda.

—Tonto —rió, aunque su risa se borró cuando vio a Alessio mirándole fijamente—. Deja de distraerme o ambos recibiremos un latigazo —le murmuró entre dientes.

Escuchó el refunfuño de su pelirrojo amigo, seguramente alguna maldición entre dientes hacia el hombre que montaba el equino.

En ese momento, en medio de la cosecha del trigo, no supo lo que aquella futura infiltración influiría en su vida.

Author notes

¡Holasa! ¿Cómo estáis?

Bueno, esto es una  pequeña mini idea mia que espero que les guste para quien lo haya leido XD. No soy muy buena en esto de escribir y he visto grandes fanfics por aqui pero.... daré lo mejor de mi! 

Am, pues no sé de donde salió esto, pero siempre me apeteció leer algo así y como no lo encontraba pues... lo escribo yo =D. No se si sera muy largo o cortito, pero habrá feelings 7u7

¿Qué le ha parecido, lector/a? ¡Me gustaría leer su opinión!

¡¡Nos leemos!!

Promisse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora