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La primera vez que lo vi se encontraba sentado junto al sacerdote Min Ho, parecía solo un chico nuevo que había venido a pedir algún consejo o algo así. Nuestras miradas se cruzaron y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras que yo me sonrojaba hasta las orejas, llevaba puesto una camisa blanca perfectamente acomodada dentro de sus pantalones negros y de su cuello colgaba un crucifijo. De pronto el sacerdote que estaba oficiando la misa comentó que esa sería la última que oficiaría y que ya había alguien que lo reemplazaría, mis ojos viajaron de inmediato a aquel chico; él se había puesto de pie y se había presentado como el nuevo sacerdote a cargo del pueblo o al menos quien ayudaría al padre Min Ho. Su nombre era Hong Jisoo apenas tenía 26 años y ya había cumplido con sus votos, había renunciado a todos los placeres terrenales para seguir a Cristo.

Hoy otra vez no podía dejar de verlo, apenas había empezado con la Liturgia de la Palabra y no podía apartar mi vista de él; como sus labios se movían al pronunciar cada palabra. Los fieles lo miraban con adoración, según todos había llegado para renovar la fe, por supuesto un hombre joven dispuesto a ayudarlos a seguir el camino de Dios. Nunca tuve esa necesidad de tener a alguien pero quería poseer a Jisoo, sabía que estaba mal y que si existiera un infierno seguramente yo sería el primero en encaminarme hacia ese lugar. Desear a un sacerdote iba más allá de todo lo que había hecho antes.

- ¿Qué hacen ellos aquí? – escuche susurrar a mi abuela, aparte mi vista del sacerdote y mire hacia atrás; Wonwoo y Mingyu se encontraban en la última banca de la iglesia escuchando la misa – pecadores – susurro nuevamente y volvió a mirar al frente. Wonwoo levanto su mano y me saludo, le devolví el saludo éramos amigos después de todo aunque todos se opongan. ¿Qué había de malo? Yo también era gay.

Ya habían comenzado con el rito de la comunión como siempre mis padres y abuela habían comulgado, simplemente me mantuve sentado mirando a Jisoo decir "El cuerpo de Cristo" cada que una persona se acercaba a comulgar. Se veía tan pacifico, tan calmado, tan santo e intocable.


***


Cuando todos los fieles dijeron "Demos gracias a Dios"  yo ya estaba siendo arrastrado hacia el padre Hong, mi abuela mantenía un agarre muy firme en mi brazo. Mis padres conversaban de lo hermosa que había sido la misa junto a otras personas.

- Padre – dijo mi abuela tomando la mano de Jisoo mientras dejaba un pequeño beso en el dorso de esta – ha sido una misa maravillosa, bendígame – sonreía.

- Dios la bendiga – decía con una sonrisa amable mientras hacia la señal de la cruz.

- Buenos días padre – salude mirándolo, su sonrisa nunca se borraba. Con razón le daba tanta fe al pueblo.

- Mi nieto quiere confesarse – mi abuela volvió a tomar mi brazo – escúchelo padre.

- Señora Yoon – decía Jisoo con calma – mañana estaré dispuesto a escuchar a su nieto, en las confesiones de la tarde. Espero que no le moleste asistir – me miro.

- Entonces permítale hablar con usted – mi abuela hablaba en tono de súplica, como si yo hubiera cometido el mayor de los pecados.

- Está bien – asintió – espere un momento – sonrió caminando hasta la salida de la capilla para despedir a los fieles que aún se encontraban allí.

- Dile todos tus pecados – dijo mi abuela – dile de esa absurda idea de que eres homosexual – un suspiro escapo de sus labios.

- Abuela – reí – hablar con el sacerdote no cambiara nada – puede incluso empeorarlo, pensé.

Mi pecado [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora