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Pueden considerar esto como una continuación del capítulo 17 si así lo desean 


***


Tenía las manos sobre su cabeza tratando de procesar lo que estaba ocurriendo, el joven a su lado le había entregado una botella con agua la cual estaba por terminarse. Seguían sentados en un pequeño parque cerca de la pensión en la que el sacerdote se estaba hospedando.

- Entonces – decidió romper el silencio en el que se hallaban – me mintieron por tantos años.

- También lo hicieron conmigo – susurro el muchacho.

- La mentira que te dijeron a ti fue igual de grave – carraspeo – a ti no te dijeron que me suicide ¿o sí?

- Me dijeron que habías elegido el sacerdocio por tu cuenta – bajo la mirada – el día que íbamos a escapar te espere durante horas en la estación del tren y cuando decidí ir a tu casa me dijeron que habías ido al seminario – rió sin gracia – pues te diste cuenta de tus pecados y decidiste hacer algo para absorberlos.

- Me conocías demasiado – lo miró incrédulo – ¿Creíste eso en verdad?

- Por supuesto que no – el joven exclamo – les rogué que me dijeran dónde era, tenía que escuchar de tus labios que no...que no me amabas y que me ibas a dejar por seguir a Dios. Obviamente nadie me dio razón de ti, a la siguiente semana estaba sobre un avión viajando al otro lado del mundo.

- Te alejaron lo suficiente para que sus mentiras dieran frutos – dijo el sacerdote con rabia – no tienes ideas de cuanto desee escapar de ese infierno en el que me metieron – mordió su labio con fuerza – nunca lo lograba y era castigado, aun llevó las cicatrices en mi espalda – se abrazó a sí mismo – cuando al fin pude salir, algo así como visitas. Trate de saber qué paso contigo, nadie quería decir nada y decidí ir con tus padres – negó suavemente – deberías decirle a tu madre que es una excelente actriz, lloro demasiado mientras me contaba que te habías suicidado y como había sido ella quien esparció tus cenizas.

- No he sabido de ellos en años – el sacerdote lo miro confuso – ellos creyeron que si me enviaban lejos dejaría de ser gay – se encogió de hombros – eso no pasará, ¿qué hay de tus padres? – preguntó.

- Lo único que saben es que tienen un hijo sacerdote – asintió – no los he visto desde hace mucho tiempo, aun sienten rencor por lo que paso. Al parecer les falle terriblemente y lo que hago actualmente – señalo el cuello romano – es algo para pedir perdón a Dios.

- No deberíamos pedir perdón por amar – tomo la mano del sacerdote – ¿Eres feliz? – preguntó mientras entrelazaba sus dedos.

- Han pasado tanto tiempo TaeMin – miro sus manos – le entregue mi vida a Dios y he servido para él por muchos años.

- Esa no fue mi pregunta – apretó la mano del sacerdote – ¿Eres feliz?

- Lo soy – asintió mientras deshacía el agarre del contrario y se ponía de pie – soy feliz sirviendo a Dios.

- No lo eres – negó mientras lo seguía – siempre fuiste un pésimo mentiroso.

- Te recuerdo que no puedo mentir – dijo el sacerdote frunciendo el ceño.

- Recuérdatelo a ti mismo MinHo – acaricio su rostro – ahora mismo te encuentras en una batalla ¿Seguir a Dios? O ¿Seguir el amor?

Mi pecado [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora