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Advertencia: cambio de narración. Espero no les moleste.


***


Enmudeció, aquellas palabras golpearon muy fuerte su defensa, retrocedió un poco para sentir el aire más ligero pues el estar al lado de JeongHan empezaba a sofocarlo. Soltó la mano del pelilargo para dirigirse hasta la pequeña ventana que existía a un costado de la oficina, la abrió dejando pasar el aire frío. Que tonto había sido, si, había dicho que se estaba entregando a JeongHan y en parte era cierto pero lo demás....¡Dios! ¿Por qué nunca se lo había cuestionado? ¿Qué si JeongHan le gustaba? Por supuesto, le encantaba. Ese pequeño niño pelilargo que se hallaba con la cabeza gacha ahora mismo le gustaba mucho pero, ese era el problema el "pero" Se llevó una mano a la nuca y finalmente hablo:

- Creo que deberías volver con tu abuela – dijo sin más, el pelilargo frunció el ceño sin entender.

- ¿De qué hablas? – cuestiono incrédulo.

- Quiero que vayas con tu abuela JeongHan – no lo miro – luego hablaremos.

- Jisoo esto es.... – no pudo continuar un ligero escozor formándose en su garganta – está bien – dijo al final saliendo de aquella oficina.

Jisoo se llevó las manos al rostro, no creía lo que acababa de suceder. JeongHan le había entregado algo demasiado valioso algo que él no podía cuidar, su corazón. Claro que el muchacho le había dicho que estaba sumido en un "enamoramiento" la primera vez que lo escucho en confesión. "Me enamore de un hombre, él está prohibido" aquellas habían sido las palabras que detonaron todo y ahora...ahora JeongHan se había ido con un nudo en la garganta. Jisoo sabía que no podía darle lo que el pelilargo quería realmente, una relación formal, algo normal. Al principio no pudo evitar sentir atracción por JeongHan, es decir, quien no quisiera poder besar aquellos deliciosos labios, quien no quisiera poseer su cuerpo una y otra vez, es que si, JeongHan si era un ángel, un ángel que lo estaba llevando directamente al infierno. Había estado jugando con fuego y estaba llegando el momento de quemarse por completo.

Miro la puerta por donde hace unos minutos, JeongHan había salido. Quería ir tras el pero ¿Qué le diría? No tenía una respuesta, siempre que JeongHan le preguntaba acerca de que eran evadía la pregunta pues tal como ahora no tenía una respuesta. Se jalo el cabello algo exasperado. JeongHan de verdad se había enamorado de él, de un sacerdote que no le podía ofrecer nada, absolutamente nada; no creía que eso llegara a ocurrir, algo le decía que JeongHan finalmente se cansaría y entonces Jisoo estaba dispuesto a dejarlo marchar pero al parecer el pelilargo deseaba quedarse. Miro el crucifijo que colgaba en una de las paredes y por primera vez después de todo ese tiempo pensó que debía tomar una decisión.

"Supongo que no puedo competir con Dios" había dicho JeongHan la primera noche que se coló a la iglesia y que había contestado él... ¡JA! su subconsciente se reía en su cara "Aunque no es una competencia ¿Quién crees que está ganando?" Había sido tan irresponsable, dejando que su cuerpo hablara en lugar de su cerebro ¿Y ahora? Ahora se culpaba porque en sus manos estaba sosteniendo el corazón de JeongHan, solo tenía una opción, respiro profundamente antes de decidir.

- Lo lamento – le susurro a la nada – pero tendré que devolverlo.


***


Salió de allí antes de que las lágrimas se hicieran presentes, su reacción lo había dicho todo. El único que se había enamorado era él, la realidad lo golpeo cuando miro a su abuela aun con las niñas mientras estas repetían uno de los rezos.

Mi pecado [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora