• Galaxias Paralelas •

Capítulo IX [Open Music]

POV Luna

Me desperté de mi profundo sueño, pues si algo he aprendido es que llorando se duerme más profundo que haciendo cualquier otra cosa y yo, a decir verdad llore demasiado anoche.

Me levanté de la cama y me quite mi vestido blanco pues ayer ni la pijama me puse, solo me tire a la cama.

Al hacerlo, me dirigí al baño y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

Me mire al espejo de cuerpo completo que tengo en el baño y me di miedo.

Al estar semi desnuda pude observar todas las huellas que dejó Sharon en mi piel.

Justo al costado de mi torso, había moretones color azul y morado. Eran enormes.
Mis piernas también tenían moretones principalmente, de las rodillas hasta los muslos, las marcas en mi cara, cuello y brazos no se quedaban atrás.
Tenía una mejilla morada, rasguños en ambos brazos y mi frente también se encontraba algo morada.

No pensé que el daño fuese así de grave.

Al parecer había recibido la golpiza de mi vida, así que sin pensarlo más me quite lo que quedaba de ropa y me metí a la ducha.

El agua caliente, casi hirviendo resbalaba por mi espalda y por mis piernas, me sentía relajada.

Continúe con mi típica rutina y al cabo de 10 minutos me encontraba envuelta en una toalla eligiendo mi vestimenta.

Ahí empezó a dolerme todo el cuerpo, era un dolor insoportable que se localizaba en distintas zonas con la misma intensidad.

Tenía que tapar mi cuerpo, no quería que nadie se entrase de el incidente.

Cogí unos jeans color negro que empezaban desde la cintura, un suéter color rosa pálido y complemente esto con accesorios y zapatos dorados. Deje mi pelo suelto, solo lo seque con secador y eso hizo que se viera lacio y un poco más arreglado.
Me maquille algo cargado para ocultar todos los moretees pero mantuve la sombra de ojos en colores claros e iluminados y un labial rosa pálido.
Mi celular sonó:

Recordatorios: Hoy Open Music...

Diablos, lo olvide.

Ahora elegir el outfit para el open será doblemente difícil, no puedo mostrar ni un centímetro de piel.

Tengo que pensar algo, quizás me pueda maquillar los brazos y piernas pero si algo sale mal no se lo que pasará.

Lo olvidé por un momento y fui por una pequeña mochila donde siempre llevaba mis cosas.

Metí mi maquillaje, mi pequeña y confiable libreta, llaves, plata, celular y justo cuando estaba por meter mis patines recordé que ya estaban consumidos por el fuego.

Sentía las lágrimas quemar mis ojos, pero no las deje salir. Cerré mi mochila y baje al comedor.

Al bajar vi a Sharon sentada, tomando té tranquilamente, como si nada hubiera pasado.

Me observó de arriba a abajo y habló.

— ¿No te vas a sentar a desayunar? — Habló sarcástica.

— No. — Respondí dirigiéndome a la cocina.

— ¿Tomarás desayuno con los empleados? — Rió. — Patética.

— ¿Bueno y a ti qué más te da? — Pregunté girándome e interrumpiendo mi camino a la cocina. — Nunca te importé.