Capítulo XX [Chica ordinaria]

1.5K 164 250
                                    

2/2

POV Luna.

— Luna, — se separó de mis labios. — ¿piensas quedarte así para siempre? — sonrío sobre mis labios.

— ¿Qué? — pregunté desorientada, sus labios me hacían perderme de una manera increíble.

— Llevamos así unos diez minutos, digo no me molesta y lo sabes pero, ¿estás bien? — acarició mi mejilla.

— Ahm, sí... — asentí. — pero creo que es tiempo de irme a casa.

— Esta bien. — sonrío. — Vamos.

Dudosa asentí, solo espero que Sharon no esté en la casa.

— Vamos. — sonreí dudosa y me levanté de sus piernas.

Tomé mi backpack para meter los patines y cuando así fue la coloque sobre mis hombros.

— Hey, — tomó mi mano. — todo estará bien. — me sonrió.

Creo que el sospecho que estaba preocupada ó dudosa, supongo que fue un lindo detalle, así que me limité a sonreír nerviosa.

Salimos de la cafetería tomados de las manos como una auténtica pareja, ahora veo porque Matteo se confunde, soy tan indecisa e inestable que aveces me detesto.

Subimos al auto y como siempre, el de piloto y yo copiloto.

Como copiloto hice mi tarea y comencé a buscar una canción en la radio y curiosamente la primera fue "Creo en ti" de Reik.

— ¿Otra vez esa canción? — cuestionó dudoso mientras comenzaba a manejar.

— Yo no fui, fue la radio. — justifiqué alzando las manos.

— Esa canción nos persigue siempre, dese ese día que la cantamos en la bodega del roller. — recordó y reí ante el recuerdo. — Nuestra canción, quizás.

Lo miré atenta.

— ¿Cómo haces para ver el lado romántico y bueno de las cosas todo el tiempo? — pregunté con la música de fondo.

— No lo hago todo el tiempo, — suspiró. — solo cuando estoy contigo.

— ¿Ves? Eres todo un Romeo.

— Ah, entonces tú eres Julieta, ¿no?

— No, soy Luna. — le guiñe.

El resto del corto camino fue en silencio, claro, a excepción de que yo cantaba como loca cualquier canción que saliera en la radio así que no fue tan silencioso, de hecho.
Matteo solo se limitó a mírame con ternura en los semáforos y a reír.

Todo fue felicidad hasta que llegamos y mis nervios se pusieron de puntas, mi "familia" si es que se le puede llamar así no era como la de Matteo.
Nos bajamos del auto y caminamos hasta la gran y principal puerta de la mansión.
Metí la llave mientras repetía en mi mente y rogaba a todos los dioses que Sharon no estuviera pero después de abrir la puerta supe que todos mis ruegos habían sido en vano, estaba ahí, sentada en la sala.

Alguien venga y máteme.

— Luna, hasta que pareces. — sonrío victoriosa.

• Galaxias Paralelas • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora