Capítulo 29

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(N/A: Para diferenciar el resto del texto, la letra cursiva son recuerdos)

Intentar ocultar un secreto tan grande a Yurio era un trabajo difícil, después de todo el ruso conocía con exactitud cada una de las reacciones y acciones de Yuuri de memoria, lo conocía como a la palma de su mano, si no se había dado cuenta hasta ahora era porqué sus prácticas junto con las visitas que tenían en casa el rubio se mantenía distraído.

Hasta ahora solo Hiroko lo sabía y se había convertido en su cómplice a la hora de sacar excusas para ocultar su pequeño secreto, que pronto ya no sería tan pequeño.

Hasta ahora los pocos síntomas que le llegaban a aquejar con sus apenas cuatro semanas eran poco notables, aunque no sería así por todo el tiempo, y es que, si algo recordaban muy bien todos de aquella época en la qué el japonés estaba embarazado eran los múltiples achaques que no faltaban en su día a día durante la mayor parte del embarazo.

Era algo que inevitablemente tendrían que contarle a los demás, por supuesto que Yuuri no pretendía ocultarle al padre la existencia de su bebé.

Pretendía que para Yuri fuera una sorpresa, claro si es que el ruso no se le adelantaba e intentaba sacarle la verdad a toda costa como le era costumbre, sus hijos, era demasiado pronto para intentar explicarles eso, además de que no dudaba que se le fuera a salir aquel secreto delante de Yurio en algún momento, su padre es lo suficientemente despistado como para no enterarse hasta que ya tenga a su nuevo nieto delante, por lo tanto estaría bien que se enterará al mismo tiempo que Yurio.

La única que podría darse cuenta por si sola en aquella casa, era su querida hermana mayor, después de todo Mari Katsuki era una chica astuta.
Así que por su propio bien, mejor le decía antes de que ella misma se enterará por su propia cuenta.

Por esa misma razón aquella mañana en la que Yurio ya se había ido, los niños estaban en la escuela y su padre tomaba un baño, Yuuri creyó que sería el mejor momento para decirle a su hermana acerca de todo aquello, su madre le veía con aprobación desde la cocina.
Yuuri suspiro con nerviosismo.

-¿Qué te sucede?.- Anticipó Mari.

-¿Por qué nunca me dejas comenzar una conversación normal?.- Cuestiono Yuuri.

-Nada que tenga que ver contigo puede ser normal.- Respondió con obviedad.

-De acuerdo, no voy a negar eso.- Dijo Yuuri.- Pero de verdad esto es importante.- Respondió con seriedad.

Mari le miró, dándole a entender que podía continuar.

-Verás Mari-Nee, tengo una noticia muy importante que darte.- Dijo Yuuri con una sonrisa.- Voy a tener un bebé, uno de Yurio.- Respondió con una sonrisa.

Mari lo miro sin una pizca de sorpresa en su rostro.

-Lo sorprendente del asunto es que ya se habían tardado.- Dijo riendo.

La cara de Yuuri era un poema, esperó se todo, excepto tal reacción.

-¿Cuanto tiempo tienes?.- Pregunto Mari.

-Cerca de un mes.- Respondió Yuuri.

- Ya me lo imaginaba.- Respondió alzando los hombros.

-¿A que te refieres?.- Pregunto el pelinegro.

-Ya lo había dicho antes Yuuri, la única forma en la que no te tragues un plato de Katsudon es estando embarazado.- Dijo Mari haciendo sonrojar a su hermano menor.- Yuuri, mis bromas nunca son del todo mentira, ya deberías de saberlo.- Respondió la mayor.

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