Capítulo 44

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El cielo permanecía gris, después de varios días seguidos de nieve finalmente el sol parecía luchar por salir de entre las densas nubes oscuras.
A pesar de que el frío permanecía, esto ya era algo bastante normal en aquél frío país.

Irina terminaba de cepillar su largo y sedoso cabello.
Miraba con nostalgia su reflejo en aquél gran espejo, no podía sostener su propia mirada.

El odio que sentía hacia ella misma, era similar al enorme ego y el amor que solía sentir hacía su persona en el pasado.

Hace unos pocos meses, ella tuvo un encuentro fuera de lo común con una mujer que nunca antes había visto.

En una de aquellas ocasiones en las que Sasha la obligaba a acompañarlo a hacer tratos con otras personas como él, y al final terminaba dejándola tirada en una mesa separada.

Una de esas noches que se encontraba esperando mientras aquel que la mantenía cautiva regresará por ella, una mujer de cabellos oscuros y piel muy clara la miró desde la barra de bebidas.

Se acercó a ella y con un gesto acusador comenzó a hablar con ella.

-Tú nombre es Irina ¿No es así?.- Pregunto la mujer sin dudar ni un segundo.

La pelirroja la miró con el ceño fruncido. Jamás había visto a esa mujer en su vida ¿Como es que sabía su nombre?.

-¿Qué quieres?¿Y quien diablos eres?.- Respondió de forma hostil.

-Mi nombre es Elizabeth, pero eso no importa. Tú eres la que se metió con Victor Nikiforov hace años ¿No es así?.- Cuestiono la pelinegra.

Irina desvío la mirada en el momento en que aquel nombre fue mencionado.

-Si lo hice o no ¿A ti qué te importa?.- Respondió molesta, aquella noche no estaba para acusaciones tontas.

-Simplemente quería saber si puedes vivir sabiendo que una famila se desintegró por culpa tuya.- Habló con calma la mujer de cabello azabache.

-No sé de qué me estás hablando.- Respondió con soberbia la ojiverde, esa mujer estaba loca, debía de estarla confundiendo.

-Claro que lo sabes, sabías perfectamente que Victor iba a casarse, quizás no sabías que su pareja estaba esperando un hijo de él, pero aún así estabas al tanto de que tenía una relación y aún así te metiste con él.- Escupió la chica.- Aunque al final nos hiciste un favor, resultó que era un imbécil y un bastardo que sólo sabe causar problemas y sólo piensa en sí mismo, aunque ahora que lo pienso, ustedes dos son tal para cuál.- Habló la pelinegra mientras se marchaba.

Irina miró el fondo de sí basó y tragó con amargura el contenido de este.
¿En qué momento se había convertido en lo que más odiaba de niña?

¿Cuando se convirtió en una mujer que destruía hogares? Había separado una famila tal y como habían hecho con la suya.

Se enamoró dos veces del mismo hombre que ya era de alguien más.
Hizo sufrir a personas que también lo amaban.

Eso no era lo que ella quería para su vida.
Sólo quería ser feliz, sin tener que lograrlo a costas del dolor de otros.

Mierda, su vida era una mierda y ella misma se lo había buscado.

Suspiró pesadamente mientras miraba la salida de aquel asqueroso establecimiento, la idea vaga de escapar cruzó por su mente, tragó duro deseando escapar de aquella tortura, pero antes de que pudiera llegar a ponerse de pie, alguien tomó con fuerza su brazo.

-Es hora de irnos.- Hablo con enojó el hombre de cabello claro que llevaba por nombre Sasha.

Irina se puso de pie sin decir palabra alguna.
Avanzó unos cuantos pasos intentando sacarse de encima el agarre del mayor.

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