Rehabilitación

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Un peso encima de mi cuerpo me hizo despertar, era Will, quien tenía la mayor parte de su cuerpo sobre mi.

Levanté su brazo con cuidado y me incorporé lentamente para no despertarlo. Mire mi reflejo en un espejo que había enfrente de la cama. Tenía los ojos rojos, ojeras y el pelo enmarañado, es decir, un aspecto horrible.

Salí de la habitación dispuesta a comer algo y beber un café que me diera energía, en la cafetería me encontré a Suga, que estaba desayunando solo.

- ¿Cómo te encuentras?- preguntó soltando el tenedor centrando toda su atención en mi.- Tengo pastillas por si te duele la cabeza.- su tono mostraba preocupación.

- Sí, por favor.- respondí aceptando la pastilla que me ofrecía y cogiendo su botella para tragarla sin darme cuenta.- Gracias, me salvas de pasar el día incómoda.- intenté sonreír.

Me devolvió la sonrisa algo sonrojado, antes de poder responder Will entró como una exhalación.

- ¡ASHLY!- al ver a Suga se detuvo en seco.- Otra vez tú.- chisto la lengua y me agarró de la muñeca arrastrándome por el pasillo.- Aligera el paso, la abuela ha despertado. 

Esas simples palabras me hicieron correr dejando a Will atrás y a un confuso Suga en la puerta de la cafetería. Subí las escaleras de tres en tres hasta llegar a la 3 planta, donde se encontraba la habitación de mi abuela.

Sin siquiera pensarlo me abalancé sobre ella al verla incorporada en la cama.

- ¡Abuela!- me aferré a su cuello y comencé a llorar nuevamente.- ¡Pensé que no volvería a verte!- escondí el rostro en su cuello, su aroma me reconfortaba.

- Ashly...-puso sus manos en mi espalda y comenzó a acariciarla.- Me recuerda cuando eras una niña y te caías jugando al escondite con Will, me alegra ver que no has cambiado nada.- su voz se fue apagando convirtiéndose en un llanto ahogado.- Te he extrañado mi niña.- susurró en mi oído.

- Y yo a ti abuela.- agarré su camisón teniendo miedo de que fuera a apartarse. Al cabo de un rato unas manos me agarraron de los hombros haciendo que me diera la vuelta.- ¿Qué pasa Will?

- El doctor está esperando fuera, deberías ir a escucharlo.- me soltó e imitó mi gesto abrazando a nuestra abuela.

El doctor era un hombre alto y repeinado que mostraba impaciencia.

- ¿Eres la nieta de la paciente?- asentí en respuesta.- Bien, pues debo advertirle que su abuela ha sufrido un golpe en ambos lóbulos del cerebro por lo que sufrirá algunas consecuencias, pero es posible tratarlo en centros médicos de Japón o Londres.- hizo una pausa para respirar.- Esas "consecuencias" son: anomalia colors, simultagnosia y puede que no reconozca los rostros de la gente.

Mi cara de desconcierto hizo que el doctor suspirara.

- Quiero decir que es incapaz de identificar el color y que no puede identificar dos estímulos visuales, aparte de no reconocer rostros de un entorno poco familiarizado.- puso en mis manos el parte médico.- Le recomiendo que intente hacer rehabilitación de la anomalia colors porque puede llegar a peor, si quiere mi opinión, el de Japón es el centro más especializado en ese campo.- y sin más se fue.

Sentí como mis piernas comenzaban y antes de caer unas grandes manos me arrastraron hasta unas sillas del pasillo.

- Eh ¿Qué ha ocurrido?- V se acuclilló apoyándose en mis rodillas.- ¿Qué te dijo el médico?

Cubrí mi rostro con ambas manos y volviendo a llorar, pero esta vez de impotencia.- Mi abuela... es posible que deje de reconocerme...- mi voz se quebró.

V comenzó a pasar su mano por mi muslo izquierdo intentando consolarme.

- Al menos tú has podido estar a su lado cuando estaba en el hospital.- su voz sonaba apagada.- Yo estaba en un concierto cuando mi abuela se fue...para siempre.- esas últimas palabras me cayeron como un balde de agua helada.

- Lo... siento, lo siento mucho V. No fue mi intención hacerte sentir mal.- me destape para mirarlo, tenía los ojos brillantes.- De verdad que lo siento.- me lancé a abrazarlo.- Mi abuela ha sido como mi madre para mi, no puedo evitar sentirme así...- me correspondió el abrazo pero fue él quien enterró la cabeza en mi cuello.- ¿V?- se estrechó más contra mi aumentando la fuerza del abrazo.

- No quiero que me veas en este estado, por favor, sólo quédate así hasta que se me pase.- asentí en respuesta y no nos movimos en los siguientes 5 minutos, de vez en cuando, lo oía sollozar.- Mi abuela también fue como mi padre, entiendo como te sientes.- se apartó agarrándome por los hombros.- No quiero que pases por lo mismo que yo, así que no me alejaré de ti y te ayudaré con lo que sea hasta que tu abuela mejore ¿esta bien?

Levanté la cabeza al sentir otra mirada sobre mi, era J-Hope, tenía una mirada triste pero estaba sonrojado, se agacho a mi otro lado.

- Yo no quiero verte llorar de nuevo, las lágrimas estropean un rostro tan bonito como el tuyo.- me agarró de las manos.- Durante este período quiero que cuentes conmigo para sacarte una sonrisa siempre que lo necesites.- me sonrió ampliamente.

Esas simples palabras me hicieron llorar nuevamente, abracé a ambos chicos atrayéndolos hacia mi sin poder contener mi alegría.

- No sé que haría sin vosotros, me alegro mucho de haberos conocido.- los chicos se sorprendieron pero aún así me devolvieron el abrazo. 

Will apareció por una esquina, al ver la situación se cruzó de brazos y frunció el ceño.

- Ya puedes volver a la habitación, pero para estar así de pegados quédate aquí.- su tono era borde, aún que no hizo más comentarios en el camino.

El doctor me comunicó que mi abuela ya podía irse ya que no tenía lesiones en las extremidades andaría perfectamente, y así fue como volvimos al hogar.

(Narra Taeyang)

1 día, 1 día había bastado para que Ashly desapareciera de la faz de la tierra. No utilizaba Instagram, ni Twitter y tampoco respondía a mis llamadas. Quería ir a verla, saber que le ocurrió y porque diablos no daba señales de vida. 

- Eres agobiante, te estoy diciendo que no vayas que la vas a cagar aún más y es peeoor- G-Dragon llevaba todo el santo día insistiendo en que me quedara aquí.- Seguro que ha pasado algo y por eso esta incomunicada, ya verás como tarde o temprano vuelve.

- ¿¡Y cómo puedes estar tan tranquilo diciendo!?- mi ira aumentó.- ¿¡Cómo puedes decirme eso y no mostrar un mínimo de preocupación, o al menos consideración!?- note como mi vena del cuello se hinchaba.- Tienes suerte de ser mi amigo, ya te hubiera pegado de no ser así.- resoplé por la frustración que sentía en aquellos momentos.

- Tranquilo fiera, que no es mi culpa.- apoyo sus brazos en el respaldo del sofá antes de sonreír de oreja a oreja.- Olvidas que a mi esa chica no me importa, te gusta sólo a ti y a ti a quien le afecta tanto que no le responda a un mensaje.- su sonrisa se intensificó.- En fin, me marcho, tengo una entrevista en media hora. No hagas ninguna estupidez, anda. Que la semana que viene la tendrás solo para ti.- me guiñó un ojo antes de salir por la puerta.

Decidí hacerle caso y concentrarme en seguir componiendo canciones, aún que me costó conseguí mantener mi mente ocupada lo suficiente como para que llegara la noche y me durmiera delante de las partituras. Esa noche recibí una llamada de ella, la cuál no respondí al estar durmiendo. Algo de lo que me arrepentiré de por vida.

Aquellos 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora