Capítulo 6

3 0 0
                                    

Andrea miraba desde el bus a las casas por las que pasaban. Eran las 6:30 de la tarde y las chicas hablaban bajito, y muchas de ellas estaban cansadas y deseosas de volver a casa. Lo que menos deseaba Andrea era volver a su casa, porque de solo pensar en eso, la cabeza le dolía aún más. No pasó más de una hora y llegaron al colegio. Las chicas bajaron con sus cosas mientras que sus familiares las esperaban.

Génesis: ¡Hola, mamá!

Genesis's Mother: Hola, hija. ¿Cómo te fue?

Génesis: ¡El paseo estuvo genial! En la casa te contaré más detalles. Vamos. Hasta pasado mañana maestra.

M. Cecilia: Nos vemos (se despidió con la mano, sonriendo).

Paola (sonriendo): Buenas tardes, mamá.

Paola's Mother: ¿Cómo te fue? ¿Te divertiste?

Paola: Si, fue divertido. Jugué bastante después del almuerzo. Respecto a mi puesto de defensora...el poder que tengo es del agua. Mamá... ¡Fui elegida!

Su madre la abrazó fuertemente. Su hija había sido escogida.

Paola's Mother: Muy bien, esto se tiene que celebrar. Vamos a casa, hijita.

Paola: ¡Sí! ¡Adiós, maestra! ¡Hasta luego, sensei!

Tanto madre e hija se fueron abrazadas y se perdieron entre la gente que esperaba a las alumnas de quinto. Andrea observó esto melancólicamente, porque sabía que nadie iría a recogerla. Venegas le llamó la atención.

Venegas: ¡Hola, Velasco! ¡Hay que bajar!

Andrea: Ah, sí, disculpa.

Las dos fueron las últimas en bajar y sacaron sus cosas. La maestra Cecilia se acercó a Andrea y la tomó por los hombros.

M. Cecilia: Ten mucho cuidado en el trayecto a casa. Venegas, por favor haz que Andrea tome el carro de regreso a su casa.

Venegas: Sí, maestra. Yo me encargo, además yo me voy por allí también.

M. Cecilia: Gracias por ayudar. Cuídense ambas. Aun debo estar en el colegio.

Venegas tomó del brazo a Andrea y se fueron caminando hasta el paradero.

Andrea: ¿A ti tampoco te vinieron a recoger?

Venegas: No es que mi mamá no quiera venir, sino que ella trabaja hasta tarde.

Andrea: Ahhh...con razón. En fin...ya sabes que tengo familiares que se aman a sí mismos más que a los demás. Cuando salí de casa, discutí con mi hermana, y gracias a ella mi mamá me gritó. Bueno...debo cruzar. Nos vemos y gracias por acompañarme.

Venegas: Cuídate mucho, Velasco. Ah, cierto... ¡Feliz Cumpleaños!

Andrea sonrió débilmente al oír a Venegas.

Andrea: Gracias, eres la primera persona que me felicita (Y se fue cruzando la pista a toda velocidad).

Después de 40 minutos, Andrea llegó a su casa y tocó la puerta, porque no había llevado llave. Su hermana la hizo pasar sin molestarla, entró al cuarto y se aplastó en la cama. Estaba algo aturdida y estresada por el desmayo que sufrió. No iba a decirle nada a su mamá porque en vez de recibir auxilio, recibiría un regaño. Lo bueno de haber vuelto a casa era que podía echarse y cerrar los ojos. No recibió regaño alguno y eso la tranquilizó aún más. Y así cenó junto a su mamá. Andrea no comentó nada y su mamá tampoco le hizo preguntas sobre el paseo.

In Search of the RainbowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora