Capítulo 20

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Luego de caminar por un par de minutos, llegaron a la casa de huéspedes y la maestra estaba sentada, esperando a que Andrea terminara de bañarse. Cuando salió del baño (ya con otra ropa) la maestra le hizo una seña como diciéndole "siéntate aquí", cosa que Andrea obedeció sin poner peros. Iban a sacar provecho de la ausencia del sensei para hablar un poco acerca de "Cosas de mujeres"

Maestra Cristina: Y dime... ¿Cómo es tú...persona especial?

Andrea: ¿Se refiere a comportamiento o al aspecto físico?

Maestra Cristina: Lo más importante de una persona es su corazón.

Andrea: Ehh...entendí. ¿Cómo puedo describirla sin que me tiemblen las manos? Ehh (>_<)...es una persona que desprende calidez cuando la miras a los ojos. Sientes una enorme tranquilidad invadiendo tu corazón mientras te habla. Es...como si su voz te llevara a otro mundo distinto a este.

Maestra Cristina: Y se puede saber... ¿Cuál es su nombre?

Andrea (algo roja): Su nombre es... Anaís.

Maestra Cristina: Bueno...me dijiste que ella no estudia por aquí. ¿Cómo la conociste?

Andrea: A través de...un sueño. Y después de eso...puedo ir a su mundo y estar ahí. P-puede pensar que es un tema muy alocado, pero le estoy diciendo la verdad, maestra.

Maestra Cristina: ¿Cómo te diste cuenta de lo que sentías?

Andrea: Hace poco. Es que...al estar a su lado...veo las cosas de un modo muy diferente, y olvido mi pasado.

Maestra Cristina: ¿Tu pasado? ¿Qué tratas de decir con eso?

Andrea: Ehh...olvídelo. B-bueno...yo quiero decirle lo que siento, pero no sé cómo hacerlo. ¿Cree que usted pueda ayudarme? Necesito un consejo.

Maestra Cristina: Si yo fuera tú, primero esperaría un poco para preparar lo que diría.

Andrea: Sí, ya lo sé, pero no tengo mucho tiempo como quisiera.

Maestra Cristina: ¿Por qué sientes que te falta tiempo?

Andrea: Porque dentro de poco no la volveré a ver. Tan solo... (Baja la mirada)...quiero que sepa lo que siento, aunque no me corresponda.

Maestra Cristina: Ya veo...a veces en el juego del amor las cosas no nos salen exactamente como queremos. Lo que me comentaste suena muy imaginativo, pero te creo. Yo sé que necesitas de alguien que esté allí para que sientas que puedes seguir adelante y eso es bueno.

Andrea: Apoyo...fraternidad...calidez. Todos esos elementos los tiene ella, sin duda alguna, y...siendo sincera...si yo hubiera sido hombre...no hubiera dudado de que ella fuese la madre de mis hijos.

La maestra sonrió y sin esperárselo, soltó una lágrima. Los sentimientos ocultos de Andrea empezaban a salir despacio.

Maestra Cristina (parándose): Bueno...creo que eso es todo, Velasco. Debes estar cansada y no te molestaré más. Te esperaré en el recreo para cuando tu suspensión termine. Es hermoso amar, y debes conservar ese sentimiento, por eso me siento feliz por ti. Buenas tardes, y duerme bien, Velasco.

Andrea: Hasta pronto, maestra.

Al quedarse sola en el cuarto, se acostó en su cama y miró al techo. Cerró los ojos por un momento y pensó en lo que la maestra Cristina le había dicho antes de abandonar su habitación. Se puso de pie y estaba decidida a decirle lo que tenía guardado desde que la conoció.

In Search of the RainbowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora