A la hora de la salida, Andrea salió normalmente del salón, mientras que Zaida y Stephany se dirigían hacia ella.
Stephany: ¡Velasco, espera!
Zaida: ¡Queremos hablar contigo!
Andrea volteó y las vio. Sintió que este no iba a ser un buen día.
Stephany: Sé que estás ganándote una infinidad de problemas con el resto del salón y Silva nos ha culpado a ambas respecto a tu carácter. No queremos seguir teniendo más problemas en el salón, así que dejaremos de hablarte.
Zaida: Por lo cual dejaremos de ser tus amigas.
Andrea: ¿Qué? ¿Salva las reprendió?
Zaida: Sí, y lo hizo sin descaro alguno. Te conocemos desde hace meses, pero...no aguantaremos que nos griten de esa manera. Esta será la última vez que hablaremos, Velasco.
Ambas continuaron su camino hacia la salida sin voltear hacia atrás, y esta vez Andrea no se aguantó en decir lo que sentía.
Andrea: ¡Bien...entonces largo de mi vista! ¡No las necesito! ¡No necesito a un dúo de cobardes! ¡Y ni se les ocurra volverme hablar!
Continuó caminando y salió hacia afuera. Cuando vio que era seguro cruzar, Julca se puso delante de ella, con un par de chicas más.
Julca: ¿A dónde vas, Velasco? ¿Estás escapando?
Andrea: No, no estoy escapando. Solo me había olvidado de que me harías papilla en la salida.
Julca: Ahhh...sufres de la memoria ¿eh? Bien...te vamos ayudar con tu problemita. Ven para acá, lagartija.
Las tres se la llevaron unas cuadras lejos del colegio para que las demás alumnas no sospecharan nada. Cuando ya estaban por un callejón, la tiraron al suelo.
Julca: Muy bien, Velasco. Aquí será el lugar en donde te daremos tu merecido. No creo que hagas mucha diferencia si regresas a tu casa con la cara golpeada. Pero te daré una oportunidad, para que veas que soy buena. Si te conviertes en mi sirvienta por una semana, entonces te podrás ir a tu casa enterita, pero si no aceptas, te arrepentirás y...ya sabes, te moleremos a golpes ¿Qué dices? ¿Aceptas o prefieres que te reventemos a matar?
Andrea: Está bien.
Julca y sus dos amigotas se sorprendieron por su respuesta ¿Tan rápido había aceptado servirle por una semana?
Julca: Muy bien, entonces... (La levantó del suelo) desde el próximo lunes...
Andrea: Dejaré que me golpeen. Prefiero que me mates a tener que ser tu sirvienta. Eso es rebajarse a lo peor. Y no he dicho nada acerca de escapar.
La cara de Julca cambió a una de cólera y frustración. Andrea iba a dejar que ellas la golpearan hasta el cansancio.
Julca: Entonces eliges la opción más difícil ¿eh? (la empujó de nuevo). Prepárate porque no te moverás de tu cama por un buen tiempo.
Mientras ellas se acercaban, Andrea notó que su falda estaba un poco levantada y se sobresaltó.
Andrea (mirando hacia abajo): Que bueno que siempre me pongo una pantaloneta para que la ropa interior no se me note y encima combina con mi falda.
De repente sintió un certero golpe que fue a estallar directamente a su cara.
Julca: Defiéndete Velasco ¿Por qué no te defiendes?
Una de las dos amigas de Julca levantó a Andrea del suelo y la pateó en el estómago (para ser mujeres si que eran aguerridas), y al verla agonizando Julca se le acercó.
Julca: Muy bien...tú elegiste esto y ahora no tendremos misericordia contigo.
Cuando Julca terminó de decir eso, sintió que el aire se ponía pesado y a sus compañeras les era difícil respirar.
Andrea: ¡No me voy a dejar pisotear por ti, ni mucho menos ahora!
Cuando Julca la observó, notó en Andrea una energía extraña sintiéndose aturdida. Andrea no se aguantó y la golpeó en la cara, dejándola inconsciente. Sus dos cómplices se quedaron observando a Andrea con miedo y se fueron corriendo. Cuando Andrea pudo calmarse un poco, ese aire pesado se disipó y miró que su adversaria estaba en el suelo.
Andrea: Tengo que largarme de aquí ¿La habré matado?
Emilio sensei: ¿A dónde crees que vas?
Desafortunadamente, no estaba sola, porque al querer correr, se había topado con Emilio sensei.
Continuará...
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In Search of the Rainbow
RandomEmpecé a escribir esta historia desde 2009, pero quizá ya la tenía en mi mente desde hacía tiempo, pero no sabía cómo expresarlo o como ordenar mis ideas. Ahora que puedo materializar esto, siento que hay parte de mí que libero cada vez que lo escri...