Andrea despertó con una gran tranquilidad en el corazón y eran las siete y media de la mañana. Bostezó un poco y fue a lavarse las manos y la cara. Se cepilló los dientes y se imaginaba que a esas horas, el colegio ya estaría abierto y se imaginaba a su misma asistiendo a otro día de clases, pero esta vez no era así a causa de la suspensión. A pesar de ello, Andrea no estaba arrepentida de haber golpeado a Julca, ya que necesitaba desquitar su cólera con alguien y lo había logrado. Su papá le enseño que si deseaba algo y lo hacía, nunca debía arrepentirse de ello, porque las cosas más importantes en la vida de una persona ocurren una sola vez.
Andrea (hablando consigo misma): Bueno...ahora debo ver a donde voy a desayunar, y sobre todo que voy a desayunar. Espero poder comer un buen pan con pollo frito y además una taza de café con leche sin lactosa.
Al bajar al primer piso, notó que la casa de huéspedes estaba algo desolada, al igual que ella, pero esto no le dio miedo. De repente escuchó a unos tipos hablando.
- ¡Dame todo lo que tengas, imbécil!
- Lo que nos falta es revisar el tercer piso para que nadie nos delate.
Andrea se dio cuenta de la situación. Estaban robando en la casa de huéspedes y ella estaba ahí dentro. Sintió que alguien subía y no supo que hacer hasta que...
- ¡No te muevas y tírate al suelo!
Alguien más estaba atrás de ella. Era un tipo con pasamontañas y una pistola apuntando justo a su cabeza.
Andrea: Ehh...si quiere mi dinero, solo le digo que no tengo plata ni para el pasaje.
- ¡Te dije que te tires al suelo, antes de que llene tu cuerpo de plomo!
Andrea (agachándose): Está bien, solo decía.
- Ahora encárgate de revisare los bolsillos en este momento (otro compañero llegó hacia él). Si encuentro al menos una monedita insignificante, no dudaré en volarte la cabeza por mentirosa.
Andrea (pensando): Ya me fregué (>_<).
El otro tipo que también usaba un pasamontañas, le revisó los bolsillos y para su mala suerte, había un billete de 10 soles.
- Pues...aquí hay un billete, jefe. ¿Le volamos la cabeza?
- Buena idea. ¿Qué no decías que no tenías plata ni para el pasaje?
Andrea: Ehh...es que sufro de Alzheimer.
- ¿Sabes? Haré algo mejor contigo. No te mataré, pero me servirás para otra cosa. Así que levántate y pon las manos sobre tu nuca ¡Ya! (le apuntaba con la pistola).
Andrea se levantó rápidamente e hizo lo que el ladrón le pidió.
- Ahora vas a bajar con nosotros cerca a la puerta principal y subirás al auto de afuera. Y si intentas escapar, te mataré mientras corres. Tú (señala a otro compañero más), trae la plata y diles a los demás que saquen las cosas que robamos y las metan al auto antes de que venga la policía.
- - De acuerdo jefe. Les avisaré.
- ¡Ahora tú mocosa, camina afuera!
Andrea estaba nerviosa pero sentía la necesidad de hacer algo. Encima tenía mucha hambre y estar en una situación así la encolerizaba. Subió al auto y los tipos también subieron, incluyendo en la camioneta las cosas que habían robado. Arrancaron a toda marcha y emprendieron a rumbo desconocido para Andrea. Ella estaba en el asiento de adelante y el jefe de los matones estaba conduciendo. Su frente sudaba y uno de los que estaba en la parte de atrás se animó hablar.
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In Search of the Rainbow
RandomEmpecé a escribir esta historia desde 2009, pero quizá ya la tenía en mi mente desde hacía tiempo, pero no sabía cómo expresarlo o como ordenar mis ideas. Ahora que puedo materializar esto, siento que hay parte de mí que libero cada vez que lo escri...