Llegué al asilo algo nerviosa, era la primera vez que veía a mi madrina en 3 años, y es que me mataba de culpa haber hecho lo que hice y más a ella, ya que al final de cuentas era como mi segunda madre, era mi familia y yo había dejado de venir a verla durante un largo tiempo.
Un año se justificaba por lo que pasé, pero los otros dos...
Me acerqué a la enfermera encargada de recepción, tronando los dedos de mis manos con ansiedad.
—Disculpe... vengo a ver a mi madrina Margaret Carter, no sé si la han cambiado de habitación...—dije con voz algo triste y culpable.
—Su habitación es la 220, a mano derecha, señorita...
—Gracias.
Me di la vuelta y comencé a caminar en la dirección en la que la enfermera me dijo.
Encontré la habitación pero noté que mi madrina no estaba sola.
Sentado frente a ella, había un hombre de complexión alta y musculosa, por lo que pude distinguir era rubio y por cómo lo miraba Madrina Peggy, supe quién era.
Por un segundo me olvidé de la tristeza y de lo que yo pretendía y el corazón se me aceleró al tener a pocos metros de distancia a mi mayor ídolo.
—... ¡Ya pasó tanto tiempo! ¡Tanto! —escuché a Madrina Peggy conmovida.
Lloraba.
Jamás la había visto llorar, no al menos en mi presencia y les juro, que mi corazón se apretujó con un dolor terrible al verla así.
Steve Rogers estaba frente a ella después de 70 años, pero él era joven, y en cambio, Madrina Peggy no, pero eso no aminoraba el amor que ella siempre le había tenido.
Porque a pesar de que mi madrina siguió adelante y tuvo una vida, siempre decía que odiaba que Steve no pudo tener la suya propia.
A veces llegaba a pensar que algunas noches Peggy se desvelaba pensando en que hubiera sido si el Capitán América hubiera regresado en 1945. Tal vez habrían tenido una vida los dos juntos, tal vez las cosas habrían sido muy distintas.
Tenía mucha curiosidad, pero no quería ser irrespetuosa e interrumpir a Madrina Peggy cuando estaba reencontrándose con el hombre que fue elemental en su vida, así que silenciosamente caminé de reversa y con mucho cuidado de que no escucharán. White Fox siempre supo cómo pasar desapercibida ante situaciones así y me agradecía que aún me quedara eso.
Me senté en la sala que estaba justo en la recepción, hice que el cabello se me viniera adelante y saqué un libro para leer por lo menos hasta que Steve Rogers se fuera.
La verdad era que me estaba poniendo más ansiosa y gracias a ello mordía mi labio con demasiada fuerza.
Los minutos parecían hacerse eternos y cuando creí que ya no soportaría más, Steve Rogers caminó por la sala.
Pude fijarme que su aspecto no era el mejor, se veía triste, pesaroso, y es que claro, él había amado a Peggy y seguramente verla así le dolió.
Por un segundo volteó y me fijé claramente en sus ojos azulados.
Eran muy bonitos...
Por alguna razón esos ojos hicieron que sintiera una calma inmensa cubrirme, eran como un destello de esperanza.
Al darme cuenta de que los tenía fijos en mí, volví mi vista al libro, con el corazón palpitando con fuerza.
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Collision [•Steve Rogers•] (EN EDICIÓN)
Fanfiction"El mundo está roto, los halos no brillan, intentas hacer una diferencia pero nadie quiere escuchar" Se decía que ella era una de las mejores agentes de SHIELD; profesional, fuerte, decidida y habilidosa.... Una agente excepcional. Tenía buenos am...