Collision [•Steve Rogers•] (EN EDICIÓN)

36. El Desastre De Lagos

En una semana y media reunimos todo lo que teníamos sobre Brock Rumlow incluyendo la nueva información que fue de mucha ayuda. Supimos que durante todo este tiempo, después de que Tevan Muran le adjudicase una de sus armaduras, el estúpido y odioso ex miembro de STRIKE, se había estado dedicando a venderle armas a terroristas.

Hemos trabajado mucho en observar los nuevos movimientos del maldito y según cierta información externa ya teníamos un lugar donde presuntamente estaría el bastardo rezagado de HYDRA: Lagos, Nigeria; en donde, por lo que teníamos entendido, había en existencia ciertas armas químicas y biológicas; pero lo que teníamos en claro, era que el hombre también venía a atacar. Digamos que Nigeria tenía muy buenos avances respecto a ciencia y tecnología en muchos lugares los cuales, serían un perfecto objetivo para Rumlow.

Otra cuestión era, que si buscaba armas peligrosas para venderlas, debíamos averiguar a quién pretendía venderlas, puesto que cualquier tipo de armas del tipo de las que había en este lugar en las manos de cualquier demente significarían un caos colosal.

Steve, Sam, Natasha, Wanda y yo viajamos hacia Nigeria, decididos a no dejar que en esta ocasión Rumlow se escapara, y con la ayuda de Wanda, qué mejor... esta era la primera ocasión en la que actuaría con nosotros haciendo trabajo de campo como vengadora en una misión después de un año de lo ocurrido en Sokovia, la verdad, todos considerábamos que ya era bueno el hecho de que Wanda ayudase como merecía, ya que ella era extraordinaria.

Esta vez, actuamos un poco diferente... mientras que Steve y Sam se dispersaban en algunos edificios de la ciudad; Wanda, Nat y yo nos mantuvimos en un restaurante dispersas y en discreción como unas comensales comunes y corrientes observando lo que había alrededor.

En esta ocasión, no queríamos ni un solo error.

Observé y escuché lo que ocurría con precisión y mientras bebía el té helado que había pedido.

Estábamos justo enfrente de una estación de policía, donde creíamos, era probable que el hombre atacaría.

—Wanda... dime ¿qué ves? —preguntó Steve.

—Unos cuantos oficiales, una pequeña estación, calle tranquila... es un blanco ideal.

—Hay un cajero en la esquina sur. ¿Qué hay ahí?

—Cámaras...

—Ambas calles son de un sentido.

—Entonces las vías están más reducidas.

—No tiene miedo a que lo vean, no tiene miedo de formar un escándalo...—continuó Steve— ¿Ves esa camioneta a la mitad de la calle?

—Sí, la veo, es linda...

Volteé a ver a lo que se referían y pude darme cuenta de varias cosas.