Con los ojos
como estrellas cercanas
que me queman la piel
y ríen con ganas.Tus manos, rieles
que me mantienen encaminada
y se manchan de la nada
con historias y
tierra fresca.Cachetes sonrosados
por el viento de invierno
al que le jugaste carreras
llevándote cada premio.Exclamás aventuras
y metas futuras
mientras mirás al espejo
pidiéndole ayuda.
Confiás en él.Le pedís que te esconda
de mamá,
no querés limpiarte la suciedad
que no es suciedad, es
historias, es
risas, es
aventura.Le pedís al espejo
que te cumpla los deseos.
Te mirás, te ves
"cuando sea grande,
no seré suciedad,
seré insaciable,
seré la verdad."Nena, perdoname,
te contesta
pero no querés escuchar.Nena, perdoname,
digo ahora,
ahora que ya no estás.
Ahora que
te dejé atrás.Miro al espejo,
las estrellas se
apagan y
dejan de reír.Y mi tren se
descarrila,
los rieles hallaron
su fin.Y las manchas
sólo son sucias,
molestas en mis
cachetes pálidos.Y mamá ya no busca
en mi ropa por historias
que le puedan contar.
Ya no hay,
la aventura está mal vista
del otro lado del espejo.Perdoname,
repito,
confiaste en mí
y me fallé.
Me pensaste con
alas y sueños,
aventuras y deseos y
a todos los arruiné.Prometí que el mundo
no podía cambiarme
sin darme cuenta
que yo ya era otra.¿Cuándo olvidé vivir?
¿Cuándo me olvidé de ti?Perdoname, nena,
me vuelvo a decir,
por limpiar tu historia
y cambiar tu fin.Por apagar tu luz,
matar tu esencia
y sofocarla a morir.Quiero que sepas,
si estás ahí,
no te olvidé.
Aún hay tiempo.Que me di cuenta de
tu llanto,
tu luto.
Nuestro encuentro.Así que hoy,
hoy que vivo
sucia de ti,
brillá, nena,
brillá para mí.