último deseo

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A veces me pregunto
qué será de vos.
Le preguntaría a tus ojos
pero no me saldría la voz.

¿Cómo llegamos a este punto
en donde apenas podemos vernos?
Que si voy, volvés;
y si hablás, yo enmudezco.

Lo hablo con mi insomnio
cuando me ahoga en la noche,
gritándome al oído
que extraña tu nombre.

Me dice que estás cerca
y no lo puedo evitar.
Mis lágrimas aún queman
porque más lejos no podrías estar.

Y como tus cigarrillos
me deshice en cada respiro,
convirtiéndome en cenizas
de lo que alguna vez fue mío.

Tus ojos marrones
según vos tan comunes,
me acechan como fantasmas
de lunes a lunes.

Pero, ¿cómo despedirme
de lo poco que permitiste?
Tus secretos siguen tuyos,
porque de mí los escondiste.

Me sacaste el aliento,
y ahora no tengo quien
me ayude a encontrar
lo que no supiste ver.

¿Es suficiente ahora?
Sólo me queda el fantasma de tu voz.
¿Puedo ir con él,
o lo necesitás con vos?

Si querés,
te lo devuelvo.
Pero al menos
decime adiós.

DesagotandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora