Quiero constatar
que a veces me asusto.
Que no, no me siento a gusto
porque quiero mucho más.
Que me frustro
cuando no soy lo que puedo ser,
que de vez en cuando
no puedo ver.
Que tengo momentos
donde mis gestos ya no son
míos y
mis pies van
por distintos caminos.
Que mis tropiezos parecen monstruosos
pero sólo ante mis ojos.
Que mi corazón desbocado
se nutre con mis pecados,
y los de los demás.
Que hay veces
que creo que no puedo
porque me asusta intentar,
y me siento cobarde
aunque luego de valiente
quiera posar.
Que sí,
que los labios me tiemblan
cuando quiero hablar,
y mis brazos son fuertes
pero se pueden doblar.
Porque antes que sonrisa
soy persona,
y me es difícil entender.
Que no es débil ser humano,
más débil es no ser.
Porque yo siento,
y no lo siento,
y está bien.
Y si eso es demasiado,
también.
Porque a veces yo no puedo
y eso puede conmigo.
Que me pasan cosas
que no son sólo destino.
Pero culpable no soy
aunque me crea serlo,
es que a veces me nublo
y no puedo verlo.
Que está bien,
estoy bien
y lo seguiré estando.
Pero no es malo estar mal
de vez en cuando.
Porque débil no es el llanto
sino el que no quiere llorar,
y con cada vez que lloro mi nombre
redefino la libertad.
Es que hay fuerza en romperse
y volverse a armar,
hay un nuevo ser humano
que dejó una carga atrás.
Y aunque creo que
todos lo hemos hecho,
hoy me concentro en mí.
Porque ponerme primero
no es ególatra,
es ser feliz.
