Capítulo 38

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—Es que a mi no me gusta más nadie que tú Irene, entiéndelo. Si tú no estás junto a mi no habrá otra persona que no seas tú —la miró tiernamente

—Por favor entiéndelo, no puedo salir contigo —le dió un beso en la mejilla y lo dejó allí solo.

—No puedo entenderlo ya que yo te amo solo a ti —suspiró.

[...]

—Entonces no te había visto desde hace años porque estabas estudiando en la academia de música de Los Angeles —dijo Carlos abrazando a su esposa

—Si, hasta ahora fue que me gradué de música y ahora ando buscando alguna banda que necesite una guitarrista —sonríe levemente

—¿No has encontrado nada aún? —preguntó Alexa

—No, James me propuso ser la guitarrista, de la que tengo entendido, la banda de ustedes hermano —musitó Sorena.

—Seguro. Aún estamos en pláticas para hacer la banda aunque si hacemos la banda a la primera que contrataría para ser la baterista de nuestra banda serías tú hermanita —sonrió y la abrazó.

—¿Ves? Te dije que tenía ganas de verte. No te fue tan mal —James le sonrió a Sorena, lo que produjo que ella se sonrojara y Carlos se dió cuenta de la tensión amorosa que había en el ambiente y miró a Alexa que obviamente ella también se había dado cuenta de eso.

[...]

—Ana, ya acabó mi turno —dijo Alonso quitándose la bata de doctor y la polera quedando nada más en pantalones.

—Está bien Doctor Cortés. Nos vemos mañana —dijo la joven y siguió con su trabajo.

Alonso se dirigió a la salida principal del hospital pero vió como una chica se resbaló en la acera y calló al piso de mármol. Él rápidamente la ayudó a levantarse para así poder ayudarla pero no podía llevarla al hospital ya que él era el último doctor que estaba allí.

—Ay lo siento, que tonta fuí —se disculpó la chica

—No hay problema —ríe levemente

—¿Me ayudas? No puedo mover el pie —se apoyó en el pecho de Alonso

—Creo que por la caída te lo torciste —miró su pie y efectivamente estaba torcido.

La chica bufó.

—No puedo estar así, debo ir al hotel ahora —frunció los labios

—Si quieres te ayudo, mi casa está cerca y allá puedo curarte, si así lo deseas tú —la miró a aquellos ojos verdosos aguamarina

—¿No te molestaría? —preguntó la chica

—No, para nada. Soy doctor, es mi deber ayudar a mis pacientes y creo que ya te volviste una de esas personas. —ríe levemente

Ella sonríe.

—Tienes una hermosa sonrisa —susurró él.

—Gracias por el cumplido —se sonroja

—¿Nos vamos? —pregunta él.

—Si, no aguanto el pie —dijo y caminaron hasta el auto de Alonso para así poder ir a curarle el pie a la chica.

[...]

 —¿Cómo se encuentra Bárbara doctor? —preguntó Niall angustiado

—Lo único que puedo decirle es que la chica estará bien, solo que no podrá hablar por un gran tiempo —el doctor bajó la mirada por la terrible situación

Los Gemelos | Kendall Schmidt. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora